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La apuesta entre dos pilotos rusos que acabó en tragedia: aterrizar un avión a ciegas

Piloto y copiloto. en la cabina de un avión. Imagen: Reuters

Diariamente, los pilotos de avión se convierten en héroes realizando maniobras que a simplemente parecen imposibles para conseguir que la aeronave y todos los pasajeros que viajan en su interior lleguen a salvo a su destino. Pero existen determinados momentos en que los pilotos no han sido héroes, sino más bien lo contrario. Fue el caso, por ejemplo, del alemán Andreas Lubitz, que sumido en una depresión decidió en 2015 estrellar el avión del que era copiloto con las 150 personas que viajaban a bordo. Dentro de este grupo, llama la atención una historia que se remonta a 1986, cuando dos pilotos rusos hicieron una apuesta en pleno vuelo para aterrizar el avión a ciegas, causando una de las mayores catástrofes aéreas que se recuerdan.

El 20 de octubre de 1986, el vuelo Aeroflot 6502 realizaba la ruta soviética entre Ekaterimburgo y Grozny. El capitán era Alexander Klyuyev y el copiloto era Gennady Zhirnov. A bordo viajaban un total de 94 personas. Ese día decidieron llevar a cabo la apuesta que más de una vez habían comentado: aterrizar el avión a ciegas.

Dos minutos antes del aterrizaje, a las 15:48 de ese día, el piloto 'se llenó de valor' y le dijo a Zhirnov, el copiloto, que tapara completamente las ventanas de la cabina. La aeronave estaba aún a 400 metros de altura. El piloto trataría en esos dos minutos de llevar el avión a la pista usando los instrumentos de vuelo y su intuición.

Lo que vino después fue una de las mayores catástrofes aéreas que se recuerda. Según los informes, Klyuyev midió mal la altura. Poco antes de tocar tierra, pidió de nuevo tener visibilidad, pero ya era demasiado tarde. A las 15:50 el avión chocó en la pista de aterrizaje a una velocidad de 280 Km/h. Volcó y se deslizó ladeado provocando un incendio.

70 de las 94 personas (63 tras el impacto y 7 en el hospital) que viajaban en su interior murieron en esta absurda apuesta. Klyuyev se salvó y cumplió una condena de 15 años de cárcel. El copiloto, por su parte, murió de un paro cardíaco mientras rescataba a los pasajeros.

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