
Los presidentes de las principales instituciones de la Unión Europea (UE) publicaron hoy un informe con medidas para mejorar la Unión Monetaria y Económica (EMU, siglas en inglés), que contemplan la creación para 2017 de un esquema europeo de garantía de depósitos o incluso un tesoro de la zona del euro.
Los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; del Consejo Europeo, Donald Tusk; del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y del Parlamento Europeo, Martin Schulz, firman este documento sobre cómo profundizar la EMU desde el 1 de julio y haberla completado, lo más tarde en 2025.
"El euro es una moneda compartida por 19 Estados miembros y más de 330 millones de ciudadanos. Es algo de lo que sentirse orgulloso. Es algo que protege a Europa. Pero también es algo que puede funcionar mejor", dijo Juncker en un comunicado.
La Comisión señaló que, a pesar del progreso de los últimos años, en particular con la creación de una unión bancaria, la EMU "sigue estando incompleta".
"Está claro que, con 18 millones de desempleados y muchos en nuestras sociedades expuestas a los riesgos de la exclusión social, se tiene que hacer mucho más para convertir a la eurozona, la segunda mayor economía mundial, en una arquitectura sólida", dijo.
Así, los cinco presidentes proponen en una primera fase utilizar los instrumentos ya existentes en los tratados de la UE para impulsar la competitividad y, en una segunda, generar más acciones que hagan vinculante el proceso y establecer un tesoro del euro.
Para preparar la transición entre las dos fases la CE presentará un libro blanco en la primavera de 2017, en el que evaluará avances.
El informe de hoy insiste en que la EMU debe basarse en cuatro pilares: la creación de un sistema de la eurozona de autoridades de competitividad, una implementación reforzada del procedimiento de desequilibrios macroeconómicos, dar más importancia al desempleo y coordinar mejor las políticas económicas en el semestre europeo.
A medio plazo, estas medidas deberían hacer el proceso de convergencia entre los países del euro "más vinculante a través de un conjunto de estándares comunes de alto nivel" que estaría definido en la legislación de la UE.
Por lo que respecta a la unión financiera, el informe pide un único supervisor y resolución bancaria y un único depósito de seguros.
También un esquema europeo de garantía de depósitos en la fase uno (para 2017), que podría ser configurado como un "sistema de reaseguro a nivel europeo" de los sistemas nacionales.
Ante una unión fiscal, propone la creación de un cuadro asesor que coordine y complemente los consejos nacionales existentes y que genere un análisis independiente.
Más a largo plazo, señala que debería instaurarse una función común de estabilización macroeconómica para afrontar mejor problemas "que no se puedan gestionar solos a nivel nacional", lo que garantizaría un mejor colchón y una EMU "más resistente".
Para fortalecer la responsabilidad democrática y la legitimidad de las instituciones, los presidentes piden más implicación parlamentaria tanto a nivel nacional como europea, en especial por lo que se refiere a las recomendaciones específicas por países, los programas de reforma nacionales y la encuesta anual de crecimiento.
En ese apartado, creen que la EMU necesita un único representante externo ante otras instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), y que el papel del Eurogrupo debe reforzarse.
Por último, aunque los países seguirán decidiendo en materia de fiscalidad y distribución del gasto presupuestario, "algunas decisiones tendrán que hacerse cada vez más de forma colectiva" a través de, en su caso, un futuro tesoro de la eurozona.
Por lo que se refiere al aspecto social, el informe considera que una EMU con "triple A" debe "combinar economías competitivas (...) con un alto nivel de cohesión social".