
A corto plazo, la munición del BCE no atajará la baja inflación, primera amenaza de una UE atascada.
Un euro barato tiene efectos beneficiosos sobre la exportación y contribuye a aliviar los intereses de la deuda para empresas y particulares, pero por sí solo no basta, ni para reanimar la maltrecha economía europea, ni para alejar el peligro de la deflación, ni tampoco para aumentar de modo significativo el volumen de crédito. Al menos, a corto plazo, y más teniendo en cuenta que, precisamente, el Banco Central Europeo (BCE) lanza sus decididos estímulos monetarios cuando la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos empieza a planificar su retirada.
Cunde entre los expertos la idea de que la bajada de tipos europeos al 0,05 por ciento y el resorte de medidas monetarias adelantadas el jueves por el BCE tardarán meses en trasladarse a la economía real. Es decir, aun siendo bienvenida, la artillería pesada que ahora esgrime Mario Draghi puede llegar tarde a una Europa en la que incluso la locomotora, Alemania, está debilitada en su corazón exportador.
"Mucho tiene que caer el euro para que las exportaciones españolas se vean impulsadas de una forma significativa", sostiene María Jesús Fernández, analista de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas). Esta experta admite que la depreciación de la moneda única frente al dólar favorecerá a las ventas exteriores de nuestro país, "pero sin exagerar". Fernández recuerda que las empresas siguen muy endeudadas y, pese al alivio que la rebaja de tipos tendrá sobre los intereses que pagan por su deuda, el crédito aún tardará en fluir, "y tanto las compañías como los particulares tienen que seguir con el proceso de desendeudamiento".
Hay que tener en cuenta, además, que el freno de Alemania, Francia e Italia -algunos de nuestros socios comerciales más potentes- ya está menguando su demanda interna y, por ende, la exportación española.
Respecto al peligro de baja inflación, María Jesús Fernández considera que el programa de Draghi contribuirá a subir los precios de consumo, pero no a corto plazo, y España acabará 2014 con una inflación en el entorno del 0,2 o 0,3 por ciento. En suma, la analista de Funcas coincide en que el resultado de las acciones del BCE "tardará meses en permear la economía real".
En el conjunto de la eurozona, la inflación bajó de nuevo en agosto, hasta el 0,3 por ciento en tasa anual.
En el fondo, lo que subyace en el análisis de los expertos es el convencimiento de que, sin las reformas necesarias, cualquier impulso monetario es temporal. Así lo alertaba hace dos días el catedrático de Economía Santiago Carbó, poniendo el acento en que la recurrencia de cifras de inflación menores de lo esperado "revela debilidades estructurales muy importantes en la eurozona que sólo pueden combatirse con reformas profundas".
La gravedad de las reformas pendientes se comprueba al constatar que, en el epicentro del problema, no están los países periféricos, sino potencias como Francia e Italia.
La insuficiencia de los estímulos monetarios para, por sí solos, apuntalar el crecimiento, es asimismo una tesis defendida por José Carlos Díez, analista jefe de Intermoney. La artillería de Draghi generará estímulo y reactivará la exportación de la zona euro y españolas, sostiene, aunque sin olvidar que la política monetaria permite ganar tiempo, pero hay que combinarla con política fiscal y financiera,
Igualmente cauto y crítico con la efectividad inmediata de los estímulos del BCE es Peter Garnry, estratega de renta variable de Saxo Bank, quien sostiene que el programa de compra de activos "no es la panacea para los inversores en acciones europeas". Así, resalta que el movimiento de ficha de Draghi no es comparable a cuando la Reserva Federal de EEUU inició su flexibilización cuantitativa (QE).
Para Garnry, las medidas de la Fed redujeron los costes de financiación en el sector público y privado, resultado de lo cual Estados Unidos tuvo dos años, 2012 y 2013, de rápida expansión. En cambio, "en Europa no sucederá lo mismo, porque los múltiplos a futuro ya reflejan una mejora de las perspectivas, cuando en realidad todo está nublado".