
Los inspectores encargados de la destrucción del arsenal químico sirio llegan este martes a Damasco para iniciar una operación histórica, consistente en destruir en pleno conflicto un arsenal estimado en un millar de toneladas de estas armas prohibidas.
El equipo de 20 inspectores de la Organización para la prohibición de Armas Químicas (OPAQ), que llegó el lunes a Líbano, está encargado de la aplicación de la resolución de la ONU que enmarca la destrucción del arsenal químico sirio.
Esta es una de las operaciones de desarme más ambiciosas y peligrosas intentadas hasta ahora. Operaciones de este estilo se han realizado en Irak y Libia, pero nunca en tiempo de guerra, y Siria se hunde día tras día en un conflicto que ha dejado más de 110.000 muertos en 30 meses.
Según los expertos, Siria posee más de 1.000 toneladas de armas químicas, incluyendo 300 toneladas de gases sarín y mostaza, repartidos en unos 45 lugares.
El presidente sirio, Bashar al Asad, aseguró a una televisión italiana que su país acatará la resolución de la ONU, adoptada el viernes no sin ardua lucha, un avance diplomático de envergadura desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011, que ha dejado más de 100.000 muertos.
Pero pueden producirse nuevas tensiones entre rusos y occidentales con le inicio del examen, el lunes en la ONU, de un proyecto de declaración que pide a Damasco que facilite el acceso de las agencias humanitarias de la ONU a la población.
Los inspectores de la OPAQ llegan la día siguiente de abandonar el país los expertos de la ONU que investigan presuntos ataques químicos.
El equipo de seis expertos de la ONU, dirigido por Aake Sellström, finalizó el lunes su investigación sobre el uso de armas químicas en siete lugares cerca de Damasco y en el norte del país, donde el régimen y la oposición denunciaron ataques químicos. Deben entregar el informe a finales de octubre.
Estos seis expertos ya establecieron en un informe anterior que durante el ataque del 21 de agosto cometido cerca de Damasco se utilizó gas sarín a gran escala, lo que provocó una indignación mundial y llevó a varios países, con Estados Unidos a la cabeza, a contemplar una acción militar de castigo.
El equipo de la OPAQ hizo noche en Beirut y debía llegar luego a Damasco en coche.
"Por el momento, no tenemos ningún motivo para dudar de las informaciones proporcionadas por el régimen sirio", señaló un responsable de la OPAQ.
Las autoridades sirias proporcionaron el 19 de septiembre una lista de emplazamientos de producción y almacenamiento de armas químicas, que deben ser inspeccionados en un plazo de 30 días, en el marco de un acuerdo ruso-estadounidense que prevé el desarme químico del país de aquí a mediados de 2014.
Un plazo de destrucción corto
El plazo parece extremadamente corto. A modo de ejemplo, diez años después del anuncio por Trípoli de su voluntad de liquidar su arsenal químico, Libia todavía no ha finalizado su proceso.
Interrogado por el canal italiano Rai News 24 sobre la resolución de la ONU, Asad aseguró: "Por supuesto que vamos a respetarla".