BEIRUT (Reuters) - Los observadores militares de Naciones Unidas abandonaban el lunes Damasco tras una misión de cuatro meses en las que fueron meros espectadores de la espiral violenta en Siria, en lugar de supervisar un alto el fuego entre las tropas del presidente Bashar el Asad y los rebeldes.
Su salida coincidió con una ofensiva de las fuerzas de Asad, respaldadas por tanques y helicópteros, para recuperar el control del barrio de Muadamiya en Damasco, en manos de los rebeldes, dijeron activistas.
Doce personas, incluyendo tres rebeldes, fueron asesinadas, de acuerdo con el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo de la oposición con base en Reino Unido y muchos contactos en Siria.
El control de Muadamiya ha cambiado de manos varias veces, como ocurre con muchos otros lugares en una guerra sin frentes de batalla claros.
"Nuestra misión fracasó porque ambas partes no cumplieron sus compromisos", dijo un observador de la ONU uniformado, declinando dar su nombre, en un hotel de Damasco antes de que siete vehículos del organismo abandonasen el edificio llevando a algunos de los últimos miembros de una misión que llegó a tener 300 observadores en todo el país.
Los observadores, que no iban armados, suspendieron sus operaciones en junio tras caer bajo el fuego y la mayoría se han ido del país, dejando una pequeña "oficina de contacto" en Damasco en caso de que se produzca la oportunidad para un acuerdo político en medio del derramamiento de sangre.
Litigando contra un levantamiento de 17 meses contra los 42 años de su familia en el poder, Asad ha utilizado cazas de combate y helicópteros con artillería para atacar bastiones rebeldes. Los insurgentes han reforzado sus ataques, alcanzando a tanques, caravanas militares y edificios de seguridad.
El mandato de la misión de supervisión, conocida como UNSMIS, expiró el domingo por la noche después de que diplomáticos de las Naciones Unidas dijeran que no se habían dado las condiciones para continuar con las operaciones. Los últimos observadores estarán fuera del país el viernes.
Tras un breve período de calma, la violencia se intensificó durante la presencia de monitores en Siria y al menos 9.000 personas han muerto desde que llegaron para supervisar el alto el fuego declarado el 12 de abril por Kofi Annan, el mediador de la Liga Árabe y la ONU que cesará a finales de mes.
La tregua nunca se produjo. Al menos 18.000 personas han muerto en Siria desde que comenzó la revuelta contra Asad. Al menos 170.000 personas han huido del país, según Naciones Unidas, y 2,5 millones necesitan ayuda en el interior del país.
ARMAMENTO
Los rebeldes se han quejado de que las potencias internacionales no les han proporcionado ni la cantidad ni la calidad de armamento que necesitan para derrotar a Asad, como misiles anti aéreos.
Francia, como Estados Unidos y Reino Unido, dice que está proporcionando asistencia no letal a la oposición siria, descartando proporcionar armas para evitar el caso de que cayeran en manos erróneas.
Qatar y Arabia Saudí están entre los países que arman a los rebeldes, dijo el ministro francés de Exteriores Laurent Fabius, mientras que los países europeos han impuesto un embargo de armas a Siria.
"En el caso de armamento pesado, especialmente para destruir aviones, hay un gran problema. No podemos entregar armas en condiciones donde la gente a las que las entregamos pueda usarlas después contra nosotros", dijo Fabius, que el próximo 30 de agosto organizará una reunión de ministros de Exteriores sobre Siria en Naciones Unidas.
Sus declaraciones, en la radio Europe 1, parecen contradecir a la afirmación rusa de que Occidente estaba armando a los rebeldes.
El viceministro ruso de Exteriores, Gennady Gatilov, cuyo país es un aliado de Siria, dijo que habían aumentado las pruebas de que los rebeldes eran "abastecidos masivamente con armas de fabricación occidental".
Aunque están menos armados que las fuerzas de Asad, los rebeldes se hicieron con el control de barrios en Damasco y Alepo el mes pasado, además de con varios cruces fronterizos y zonas del norte, antes de que las fuerzas de Asad lanzaran una contraofensiva en las dos principales ciudades del país.
En su primera aparición pública tras la bomba que el 18 de julio mató a cuatro de sus altos cargos de seguridad, Asad acudió el domingo a la oración en una mezquita de Damasco para celebrar el inicio del festivo musulmán tras el mes sagrado del ramadán.
Los combates se produjeron en toda Siria, matando a más de 130 personas, informó un grupo activista.
Con los esfuerzos diplomáticos para terminar la guerra obstaculizados por las divisiones entre las potencias mundiales y las rivalidades regionales, Siria se enfrenta a la perspectiva de un conflicto largo entre la oposición de mayoría suní y la minoría alauí de Asad.
Naciones Unidas podría necesitar crear una "zona de seguridad" dentro del país para hacer frente al creciente éxodo de refugiados, según dijo el ministro turco de Exteriores, Ahmet Davutoglu, al periódico Hurriyet. Turquía acoge a casi 70.000 sirios.
"Si el número de refugiados en Turquía sobrepasa las 100.000 personas nos quedaremos sin espacio para acomodarlos. Deberíamos ser capaces de acomodarlos en Siria. Naciones Unidas puede construir campamentos en una zona de seguridad dentro de la frontera de Siria", dijo según fue citado.
Las divisiones en el Consejo de Seguridad de la ONU son el principal obstáculo a la creación de cualquier refugio de la ONU, que necesitaría una robusta protección militar a menos que Damasco diese su consentimiento.
/Por Dominic Evans/