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Masacre en mina sacude a una Sudáfrica post-apartheid

MARIKANA, Sudáfrica (Reuters) - La muerte a manos de la policía de más de 30 mineros en huelga en la operación de seguridad más sangrienta desde que concluyó el apartheid sacudió hasta la médula a la psique de Sudáfrica el viernes, con la opinión pública y los medios locales cuestionando la acción policial.

Diarios con titulares como "Baño de Sangre", "Campo de Muerte" y "Matanza en Mina", con fotografías gráficas de agentes de policía fuertemente armados caminando junto a cuerpos ensangrentados de hombre negros tendido en el suelo.

Las imágenes, junto con grabaciones de Reuters televisión que mostraban agentes disparando con armas automáticas contra un grupo de hombres, reavivó memorias incómodas del pasado racista de Sudáfrica.

Tras 12 horas de silencio oficial, el ministro de Policía, Nathi Mthethwa, confirmó que al menos 30 hombres murieron cuando la policía actuó contra 3.000 operadores de perforación armados con machetes y palos congregados en una zona rocosa en la mina, ubicada a 100 kilómetros al noroeste de Johanesburgo.

"Un montón de personas resultaron heridas y la cantidad sigue aumentando", dijo en una entrevista en Talk Radio 702.

La comisaria de policía Riah Phiyega aseguró que los agentes se vieron obligados a abrir fuego para protegerse de los manifestantes, que cargaron contra ellos.

Phiyega confirmó la cifra de 34 fallecidos, 78 heridos y 259 arrestados.

Con un aspecto sombrío, el presidente del país, Jacob Zuma, que suspendió un viaje a Mozambique para participar en una cumbre regional, viajó a Marikana y anunció que había ordenado una investigación oficial sobre lo que califico como "escandalosos" acontecimientos.

"Esto es inaceptable en nuestro país, que es un país en el que todos se sienten cómodos, un país con una democracia que envidia todo el mundo", dijo en un comunicado leído en una rueda de prensa. Zuma no aceptó preguntas de los periodistas.

Una persona que llamó a una emisora comparó el suceso, ocurrido en la planta de platino Marikana de Lonmin, con la matanza en 1960 de Sharpeville, cerca de Johanesburgo, donde la policía abrió fuego contra una multitud de manifestantes negros, causando más de 50 muertos.

En una editorial de portada, el periódico Sowetan preguntó si algo ha cambiado desde 1994, cuando Nelson Mandela dejó atrás tres siglos de dominación blanca para convertirse en el primer presidente negro de la mayor economía del continente.

"Ha ocurrido antes en este país donde el régimen del apartheid trató a la gente negra como objetos" dijo el diario, nombrado en homenaje al mayor municipio negro de Sudáfrica. "Ahora está continuando bajo una forma distinta".

El presidente Jacob Zuma acortó una visita a una cumbre regional en el vecino Mozambique para acudir a la mina. Zuma, que afronta una elección interna en su partido, el Congreso Nacional Africano (CNA), en diciembre, dijo estar "conmocionado y consternado" por la violencia, pero no hizo comentarios sobre la actuación policial.

A pesar de las promesas de una vida mejor para los 50 millones de sudafricanos, el CNA ha tenido problemas para extender los servicios básicos a los municipios negros más pobres. Los intentos por equilibrar las desigualdades económicas de la segregación han tenido resultados mixtos.

El sector minero ha sido especialmente criticado por facciones radicales del CNA, que lo consideran un bastión del "monopolio del capital blanco".

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