
El próximo encuentro España-Italia será un amistoso. Precisamente porque en juego hay algo más que la Eurocopa (la permanencia en el euro, ni más ni menos), Mariano Rajoy y Mario Monti intentarán ponerse de acuerdo para lograr un objetivo común: evitar que el rescate a España se parezca a los de Grecia, Irlanda o Portugal e imponer nuevas reglas de intervención de los fondos europeos que no sean tan pesadas para Madrid.
La ofensiva sobre los bonos españoles está actuando como cortafuegos de modo que cada vez son más lo que creen que si se rescatara España inmediatamente los ataques irían después contra Italia. Así que si Rajoy ?mientras siguen los rumores sobre las negociaciones? tiene que encontrar una solución cuanto antes, Monti también está interesado en evitar otra intervención de la troika: un "rescate suave" para Madrid sería un antecedente importante para cuando venga la hora de Roma.
A la espera del encuentro, las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, han sido un soplo de aire fresco: "El BCE hará lo necesario para sostener el euro. Y créanme, eso será suficiente", dijo el banquero central el jueves pasado abriendo la puerta a lo que Roma y Madrid llevan pidiendo desde hace tiempo: una intervención para aliviar la presión sobre su deuda.
Mientras tanto, y a la espera de que la eurotorre concrete sus intenciones, el primer ministro transalpino intenta preparar el terreno al cambio de rumbo en los mecanismos europeos. Un día antes de encontrarse con Rajoy, Monti volará a Helsinki para hablar con los halcones del Gobierno finlandés, los primeros tras la cumbre del 29 de junio en renegar del acuerdo sobre la utilización del fondo de rescate para comprar bonos del Tesoro. Y justo después de salir de la Moncloa il professore busca un encuentro en La Haya con su homólogo de Holanda, otro país que se ha opuesto al escudo anti-diferencial propuesto por Roma y Madrid.
La labor de Monti necesita tiempo: el mandatario italiano no quiere dar la impresión de estar actuando con el agua al cuello y, por esto, desmiente cada vez que puede que Italia pedirá en agosto una ayuda para bajar la prima de riesgo. La idea del excomisario europeo es presentar las alternativas al rescate total no como un favor a Italia y España, sino como la única solución para salvar el euro. A favor tiene la escasez de fondos a disposición, que hoy en día no parecen suficientes para un rescate pleno a Madrid (300.000 millones de euros, según los rumores) y seguidamente a Roma (que tiene problemas de refinanciación mayores).
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