* Sudamérica intensifica presión sobre Gobierno Paraguay
* Países de la región llaman a embajadores en Asunción
* Chávez corta provisión de petróleo
* Destituido Lugo pide retorno inmediato de democracia
Por Guido Nejamkis y Daniela Desantis
ASUNCIÓN (Reuters) - Sudamérica reforzó el domingo un cerco diplomático a Paraguay que podría golpear su economía en protesta por la destitución del mandatario izquierdista Fernando Lugo, mientras el nuevo Gobierno que lo reemplazó brega por tener el reconocimiento regional.
La presión sudamericana sobre el reemplazante de Lugo en el poder, el ex vicepresidente Federico Franco, se acentuó con la decisión del bloque Mercosur de suspender la participación de Paraguay en una cumbre y con el freno de los envíos de crudo de Venezuela, mayor proveedor del país.
Venezuela, Argentina y Ecuador retiraron a su embajador de Paraguay ante la destitución de Lugo en un veloz juicio político en el Congreso, que fue considerado a nivel regional como una rotura del orden institucional, que el nuevo Gobierno paraguayo encabezado por el centroderechista Franco niega con vehemencia.
Un alto cargo brasileño explicó que había consenso para sancionar a Paraguay y dijo que "el punto es transformar al nuevo Gobierno en un paria".
Brasil, Uruguay, Colombia y Chile llamaron a consultas a sus jefes de misión en Asunción, mostrando su malestar por el desplazamiento de Lugo, que precipitó la asunción de Franco como nuevo jefe de Estado.
El senador Miguel Abdón Saguier, estrecho aliado de Franco, consideró "grave y arbitraria" la decisión del venezolano Hugo Chávez y dijo a Reuters que el Gobierno resistiría "esta especie de Triple Alianza del siglo XIX", en alusión a una cruenta guerra concluida en 1870 después que los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay devastaran Paraguay.
La presión regional es potencialmente peligrosa para la pobre y mediterránea economía del país, que depende de los puertos de sus vecinos Argentina, Brasil y Uruguay para el transporte y el abastecimiento y exportación de bienes.
Paraguay se enfrenta además a más sanciones de los entes regionales que integra, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el bloque aduanero Mercosur.
El depuesto Lugo dijo que el Gobierno que encabeza Franco es "trucho" (falso) y no colaborará con él. Además anunció que concurriría a la cumbre del Mercosur esta semana en Mendoza para explicar la situación.
Los representantes del Gobierno de Paraguay no podrán hacerlo, ya que el Mercosur suspendió la participación del país por considerar que había quebrado el orden institucional, según informó en una nota el ministerio de Exteriores de Argentina, a cargo de la presidencia rotativa del bloque.
En la noche del domingo, Franco se encontraba en la sede del Gobierno ultimando detalles para conformar su gabinete, que pondrá en funciones temprano el lunes.
Uno de sus asesores dijo a Reuters que el presidente se encontraba firme en el cargo, aunque en el Gobierno existía preocupación por las consecuencias de las medidas adoptadas por la región.
Franco se reunió con el presidente del Tribunal Superior de Justicia Electoral, quien dijo tras el encuentro que no será modificado el calendario electoral que prevé que los próximos comicios generales serán en abril del 2013.
REGRESAR AL PODER
Lugo dijo que acompañaría todas las manifestaciones pacíficas en favor del retorno de la democracia. Uno de sus colaboradores más estrechos, Augusto Dos Santos, quien era ministro de Comunicaciones, dijo que el ex obispo socialista tenía como objetivo ser reconducido al poder.
Esa posibilidad era vista como improbable por observadores políticos en Asunción, que evaluaban que el apoyo a Franco por parte de las fuerzas con representación en el Congreso era muy sólido.
En la sede del canal estatal de televisión, varios cientos de partidarios de Lugo, muchos de ellos empleados públicos o del mismo canal, se reunieron para darle su apoyo. Campesinos, militantes de izquierda y estudiantes también se acercaron para dar discursos en defensa del ex obispo.
"Lugo debe volver al poder. Vamos a resistir pacíficamente. No me siento representado por Franco ni por este Congreso lleno de intereses particulares", dijo Christian Rappenecker, un estudiante de 22 años.
Lugo dijo el viernes tras ser destituido que aceptaba la decisión del Congreso de apartarlo del cargo pese a que la consideraba injusta.
El domingo, sin embargo, fue más enfático en condenar la forma en que fue separado del cargo, que calificó como un golpe de Estado parlamentario. "Este es un Gobierno que no es un Gobierno legítimo. Aquí se ha interrumpido un proceso democrático", dijo.
Las calles de Asunción estuvieron semidesiertas en el soleado y fresco domingo invernal, excepto frente a la sede del canal estatal, donde los manifestantes gritaban "restitución, restitución". El sosiego que reinaba era destacado por el nuevo Gobierno, para el que el cambio de mando fue de pleno derecho.
Muchos ciudadanos expresaron indiferencia ante la situación política, aunque algunos reprochaban la forma en fue destituido Lugo, aunque tampoco ahorraban críticas contra el ex sacerdote.
"Lugo era un inútil, pero lo del Congreso fue un chiste, eran como chanchos hablando de higiene", dijo Benjamín Aguayo, un estudiante de 18 años.
EN BUSCA DE DIALOGO
El nuevo Gobierno de Paraguay dijo que buscaba dialogar con la región para apaciguar los cuestionamientos de Argentina, Brasil y Uruguay, sus socios en el Mercosur, que siguieron a la destitución de Lugo.
Franco asumió tras un procedimiento que él mismo calificó como inusualmente "rápido y sorprendente", pero que defendió como legal. El nuevo Gobierno recibió el apoyo de Alemania, España, Canadá y el Vaticano.
"Entiendo que no es fácil entender la forma absolutamente sumaria, casi express con que se hizo esto (...) vamos a poner todo nuestro esfuerzo para que el concierto de las naciones pueda entender que en el Paraguay no hubo golpe", agregó el nuevo mandatario.
El ministro de Exteriores José Félix Fernández Estigarribia había señalado, antes de la suspensión a Paraguay decidida por el Mercosur, que pretendía concurrir a la cumbre en la provincia occidental argentina de Mendoza.