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Elecciones griegas del 17-J: claves para el futuro de la Eurozona

La Unión Europea y Grecia no quieren verse reducidas a ruinas. Foto: Reuters.

La Unión Europea (UE) concibe las elecciones griegas del domingo 17-J como un referéndum sobre la permanencia del país en la Eurozona, una opción hasta hace poco impensable pero que la crisis ha convertido en algo que ya casi nadie se atreve a descartar. El mensaje de Bruselas a los electores helenos es claro: "Queremos que Grecia siga en el euro respetando sus compromisos", según zanjo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. | La Bolsa de Atenas se dispara

Si las urnas arrojan un resultado similar al del pasado 6 de mayo o, aún peor desde el punto de vista de Bruselas, una victoria de Syriza (a quien la UE acusa de querer incumplir unilateralmente el memorando), la incertidumbre volvería al Viejo Continente y la segunda quincena del mes tensaría la situación de la unión monetaria antes del Consejo Europeo del 28 y 29 de junio.

Una salida helena de la moneda única desestabilizaría toda la zona euro. Los partidos griegos han cavado sus trincheras alrededor de esta idea, aunque cada grupo esgrime muchos matices. Así, hay quienes apuestan por seguir en el euro, asumiendo los ajustes del memorando, mientras que otros desean evitar los compromisos, lanzarse al impago y asumir, incluso, una salida de la UE. Entre ambos frentes, muchos votantes creen que existe una tercera vía: "la permanencia sin sacrificios o, en todo caso, con sacrificios mucho más llevaderos", tal y como describe Ignacio Molina, investigador principal de Europa del Real Instituto Elcano.

La opción rupturista extrema sólo la defienden las dos formaciones más extremistas: los neonazis Amanecer Dorado y el comunista KKE, dos grupos a los que los sondeos, como mucho, le dan un 11,5%. El resto de las formaciones (salvo los liberales europeistas de Drasi-Dimiurgia Xana, con mínimas posibilidades electorales), en cambio, se pertrechan en el 'sí pero' al memorando.

La Nueva Democracia de Samarás (adscrito el Partido Popular Europeo y con entre un 24 y 29% en los sondeos) y los socialdemócratas del PASOK (defenestrados con entre un 10 y 14% en las encuestas tras su gobierno), sin ir más lejos, se muestran claramente a favor del Viejo Continente. "Lo que está en juego el 17 de junio es la permanencia en el euro", proclama de viva voz Samarás.

Alexis Tsipras y su Sýriza, con serias posibilidades de triunfar (hay estudios demoscópicos que le otorgan hasta un 31,5%) declara que la anulación unilateral del memorando es en realidad el único camino para Grecia, rechazando al mismo tiempo que esta reacción supondría la salida inmediata del país de la Eurozona.

Tsipras ha prometido esta misma semana que trabajará por asegurar la permanencia de Grecia en la Eurozona pese a las políticas de austeridad. Bruselas, sin embargo, ha negado esta argumentación. 

La prima de los 50 y los escenarios

El virtual empate técnico entre Sýriza y Nueva Democracia se desvirtuaría por la peculiar ley electoral griega: la formación que obtenga la primera plaza recibirá, además, un "premio" de 50 escaños extra en un Parlamento con 300 diputados, en el que para obtener la mayoría absoluta suele ser necesario un porcentaje en torno al 38 % de los votos. 

A priori, se establece una dicotomía de partida tras del 17-J: por un lado, la posible coalición entre Nueva Democracia y el PASOK junto a otros pequeños partidos europeístas de centro; y, en el otro extremo, la victoria de Sýriza. La primera posibilidad mantendría la vigencia de los compromisos, salvando alguna pequeña renegociación (máxime tras el rescate español), pero la segunda entraña el riesgo de una denuncia del memorando "que abra la puerta a una salida desordenada del euro".

En cualquier caso, "no hay perspectiva alguna de abandono voluntario y pacífico", según explica Molina. Así la primera opción es la mala, ya que Grecia intentaría revisar los compromisos asumidos, apelando a la flexibilidad de los estados miembros.

Según los planes de Bruselas, que gane Sýriza sería pésimo. Aunque Tsipras intentó buscar la confianza de la UE vía Financial Times, salvo cambio radical del programa se denunciaría el memorando y cesaría la financiación comunitaria. El riesgo de contagio y el efecto demoledor del dracma sobre los acreedores de la deuda griega serían un duro golpe para el Viejo Continente.

Pero aún queda otra opción (además de la bonhomista antes reseñada), la más negativa de todas para España: que la hoja de ruta fracase aun cuando ganase en las elecciones la coalición europeísta moderada de los partidos tradicionales, que fallen y no puedan ser leales al memorando. En ese caso, se verían abocados igualmente a la salida del euro para "poder respirar. Sería un escenario peor porque, en ese caso, la voluntad política de permanecer y la aceptación de los ajustes no sería suficiente para evitar la salida con los consiguientes efectos políticos y económicos sobre otros países de la periferia que han demostrado desde el principio determinación en las reformas", analiza el experto Molina.

El horizonte más negativo, en cambio, vendría de una victoria de Sýriza y de una aplicación estricta de su programa: el Viejo Continente tendría que forzar la salida de Grecia del euro pero "la evidencia de que no existen mecanismos legales o políticos efectivos para conseguir" este objetivo podría a obligar a Alemania y otros países a poner punto y final a la unión monetaria como tal.

¿Realistas o agoreros?

La partida de ajedrez que se juega sobre territorio griego muestra como los contendientes varían sus posiciones a diario. En plena campaña electoral, el conservador Samarás subraya que luchará por renegociar las condiciones, mientras que el temido Tsipras incide en que no quiere sacar a Grecia de la Eurozona.

Europa, por su parte, quiere que Grecia continúe formando parte de la zona euro, para lo que estaría dispuesta a renegociar las condiciones impuestas en el segundo rescate del país heleno sea cual sea el resultado que arrojen las urnas, según informaba el diario germano Financial Times Deutschland.

"La Eurozona quiere negociar con Grecia sobre la relajación del plan de austeridad. Sea cual sea el resultado del domingo será necesario renegociar, según se comenta en círculos de la UE", señala el diario.

Si al final no se logra el acuerdo, como parecen desear todas las piezas del tablero, también han surgido voces que desdramatizan la ruptura. Como muestra un botón: más de dos tercios de los alemanes, un 69%, son partidarios de que Grecia deje la zona del euro, según un sondeo del instituto demoscópico YouGov.

Más duro aún, el ministro de Finanzas del Reino Unido, George Osborne, afirmó que Europa podría necesitar sacrificar la pertenencia de Grecia para poder convencer a Alemania que ponga más dinero para salvar el euro. La última palabra, sea como fuere, estará en manos germanas: precisamente, el germano Die Zeit especulaba este miércoles con un posible tercer rescate a Grecia.

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