La tormenta Emma, que se abatió el sábado sobre varios países europeos con vientos de hasta 200 kilómetros por hora, ha dejado ocho muertos en Alemania, Austria y la República Checa, además de daños materiales considerables.
Una niña de 11 años murió cuando se le cayó encima un árbol en Libeznice, a las afueras de Praga, y un anciano de 80 años perdió la vida al ser alcanzado por un fragmento metálico caído de un tejado en Nymburk, cerca de la capital checa.
En Austria murieron cuatro personas, entre ellas dos turistas alemanes. Una falleció en un campamento aplastada por su propio coche, dos por la caída de árboles y la cuarta pereció en el interior de un taxi por el despeño de piedras.
La tempestad se cebó asimismo con Alemania, donde dejó dos muertos en el sur. Un automovilista perdió la vida por un árbol que se le vino encima y un motorista arrastrado por la borrasca se empotró con un camión que circulaba en sentido contrario.
Aparte de las víctimas mortales, la tormenta, que levantó vientos cuyos valores máximos oscilaron entre 140km/h y 220 km/h, según los países, dejó varios heridos.
Emma también barrió Holanda, Bélgica y el este de Francia.
En Alemania se calculan "decenas de millones de euros" en daños, según las autoridades.
Los bomberos y los servicios de salvamento recibieron cientos de llamadas de personas alarmadas por la intensidad de la tormenta, que se llevó por delante tejados y galpones, arrancó árboles de raíz y echó abajo tejas, vigas e incluso una grúa.
En Bélgica y Francia se evacuaron varios edificios por precaución.
La tempestad dejó a oscuras a miles de hogares alemanes, austríacos y checos debido a cortes en el suministro eléctrico.
Emma motivó asimismo el cierre de numerosas carreteras y líneas ferroviarias, en particular en Austria y Alemania, además de provocar alteraciones en el tráfico aéreo y prolongados retrasos en aeropuertos como el holandés de Amsterdam-Schipol o el de Múnich (sur de Alemania).
En la región sureña alemana de Baviera se registraron inundaciones y Holanda decidió cerrar una presa por precaución.
Hace algo más de un año, en enero de 2007, otra tormenta, Kyrill, golpeó duramente Europa, donde dejó 47 muertos y pérdidas por valor de dos mil millones de euros.