Los últimos datos muestran que la economía de Estados Unidos todavía está creciendo, pero no lo suficientemente rápido como para solucionar el principal problema del país: la falta de trabajo. El sector servicios se está ralentizando y el empleo apenas ha crecido.
Las compañías estadounidenses siguieron contratando en julio, pero a un ritmo muy inferior al del inicio de año -la mitad-, según los últimos informes publicados. Por otra parte, algunas de las grandes empresas del país han reanudado los despidos masivos para intentar reducir los costes lo máximo posible.
Aunque ninguno de los datos publicados esta semana han sido devastadores, tampoco proporcionan evidencia de que se vaya a frenar la desaceleración de la economía.
Luz insuficiente
A pesar de que en las últimas semanas se han conocido algunas cifras buenas, como la mejora de las ventas de coches en julio o del comercio minorista; estos pequeños rayos de luz han sido eclipsados por otros datos que han resultado peores de lo esperado, como los del empleo, algunos indicadores de confianza, las perspectivas de crecimiento en el sector manufacturero, los gastos de los consumidores o el crecimiento económico.
El viernes se publica el informe de empleo en EEUU y el mercado descuenta un tímido incremento en la creación de puestos de trabajo no agrícolas, inferior a 100.000, y que la tasa de desempleo se mantenga en el 9,2%. Conviene recordar que la economía necesita sumar unos 110.000 empleos mensuales únicamente para cubrir el incremento de la población y evitar que la tasa de paro aumente. Y hace falta que sume entre 200.000 y 300.000 puestos de trabajo o más cada mes para que se reduzca de forma considerable.
Sería necesario que el dato del viernes sorprendiera de forma notable al alza para eliminar los malos presentimientos del mercado. Y si la creación de empleo se redujera, se reforzaría la sensación de que la próxima recesión está a la vuelta de la esquina o que ya ha llegado.
¿Por qué el mercado desconfía de EEUU?
