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Comienza la limpieza en Brisbane tras las inundaciones

BRISBANE, Australia (Reuters) - La tercera ciudad más grande de Australia comenzó el viernes a retirar los escombros en las zonas golpeadas por las inundaciones, pero algunos barrios seguían sumergidos completamente, otras ciudades se preparaban para más anegamientos y los meteorólogos anunciaron la posibilidad de ciclones.

La capital del estado, Brisbane, una ciudad de dos millones de habitantes, quedó virtualmente cerrada excepto para las labores de limpieza.

"Los esfuerzos en los que nos estamos concentrando hoy son la respuesta de emergencia", explicó a la televisión australiana la primera ministra del estado de Queensland, Anna Bligh, después de describir Brisbane como una zona de guerra.

Las inundaciones, que comenzaron el mes pasado, afectaron gravemente las infraestructuras y las exportaciones de carbón en el estado minero, y causaron al menos 19 muertos y más de 60 desaparecidos.

La oficina nacional del clima advirtió el viernes que se espera que la actividad de ciclones por encima de la normal se prolongue hasta marzo, y que se está vigilando una tormenta en el Mar de Coral que amenaza con más precipitaciones.

La energía se ha restaurado en 170.000 viviendas en Brisbane, pero la compañía eléctrica Energex dijo que 66.000 casas en el sudeste de Queensland continúan sin electricidad.

La policía evacuó durante la noche comunidades en el vecino estado de Nueva Gales del Sur por la amenaza de anegamientos en las localidades fronterizas de Boggabilla y Toomelah.

En el centro de Brisbane, una caída en nivel de las aguas del río Brisbane dejó un lodo maloliente cubriendo áreas junto al centro cultural de la ciudad.

Las inundaciones, que comenzaron antes de Navidad, continuaron en otras áreas de Queensland, con los 6.000 residentes de Goondiwindi, al suroeste de Brisbane, enfrentándose a una crecida récord de las aguas.

Imágenes áreas de Brisbane mostraban un mar de color marrón con techos asomados, pero el agua iba en retroceso.

En muchas zonas tuvieron que usarse embarcaciones para llegar a las casas, y los sofás y neveras flotaban en medio del agua turbia, y los residentes no tenían idea de cuándo podrían regresar.

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