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Ecuador, sumido en el caos, declara el estado de excepción

QUITO (Reuters) - Ecuador quedó sumido en el caos el jueves cuando fuerzas de seguridad tomaron cuarteles y protestaron en las calles contra una ley que afecta sus bolsillos, lo que llevó al presidente Rafael Correa a denunciar un intento de golpe y declarar el estado de excepción.

Cientos de seguidores del mandatario también tomaron las calles para brindarle apoyo y autoridades pidieron ir al "rescate" de Correa, quien se restablecía en un hospital en Quito tras ser agredido por manifestantes cuando intentaba buscar una solución al conflicto fuera de un cuartel policial.

Líderes sudamericanos y de otras partes del mundo dieron su apoyo a Correa, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) celebraba una reunión extraordinaria y los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se preparaban a viajar a Buenos Aires para reunirse.

Aunque policías y soldados reclamaban en varios cuarteles del país la recuperación de beneficios económicos como el pago de bonos y condecoraciones, y suspendieron su trabajo hasta que se resuelva la situación, la cúpula militar expresó su "pleno respaldo" al presidente socialista.

"Que se nos devuelva los que nos quitaron", gritaban los policías en Quito, mientras quemaban neumáticos y cerraban calles y puentes con sus patrullas.

Dos sucursales bancarias, una gasolinera y un mercado popular fueron asaltados en Guayaquil, según medios locales. En esa ciudad, la segunda en importancia del país sudamericano, muchos trabajadores fueron enviados a sus casas y las escuelas cerraron sus puertas ante la agitación.

Correa, que recibió respaldo de colegas latinoamericanos y de representantes de Estados Unidos y Europa, declaró el estado de excepción durante cinco días, que consiste en movilizar militares y policías leales para restaurar el orden en el país.

"Una vez que sectores de la policía han abandonado irresponsablemente su trabajo (...), para esto hemos declarado el estado de excepción", dijo el ministro de Seguridad Interna, Miguel Carvajal, a periodistas.

Las protestas estallaron cuando Correa estudiaba disolver la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, con la que se enfureció cuando sus propios legisladores mostraron resistencia a una ley para reducir el tamaño del aparato público, una norma clave para que el Gobierno avance en su modelo socialista y que despertó el descontento de las fuerzas de seguridad.

La disolución de la Asamblea Nacional permitiría a Correa gobernar por decreto hasta que se convoquen a elecciones generales, según la Constitución aprobada hace dos años. Su decisión tendría que ser avalada por la Corte Constitucional.

CORREA ABUCHEADO

Correa fue a un cuartel policial para intentar mediar y justificar la iniciativa, pero resultó abucheado y empujado en medio de un tumulto. Al retirarse, cojeando y enfundado en una máscara antigases, efectivos lanzaron gases lacrimógenos.

"Parte de la Policía Nacional ha hecho estos desmanes, bastión de la patria (...) es una de las instituciones que más hemos apoyado", dijo el presidente del socio más pequeño de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El mandatario acusó a los efectivos de traición a la policía, de intentar agredirlo en el hospital, y a la oposición política de impulsar un golpe de Estado.

"Protección Ciudadana me informa que están tratando de introducirse aquí a la habitación por medio de los techos estos policías en rebelión. Si algo me pasa, la responsabilidad es de ellos", declaró el mandatario en una entrevista con un medio local oficialista.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo posteriormente en declaraciones al canal Telesur que jefes policiales han exigido condiciones a Correa y agregó que su colega está "secuestrado" en el hospital y que su vida "está en peligro".

Simpatizantes del mandatario arrojaron piedras a policías que rodeaban el hospital donde se encontraba Correa, según un testigo de Reuters. "El presidente está secuestrado adentro", gritó Fernando Jaramillo, un seguidor de Correa de 54 años.

Las autoridades llamaron a los ecuatorianos a la calma e intentaban minimizar las protestas.

La OEA celebraba una sesión extraordinaria en Washington a fin de tratar la situación de Ecuador.

"Ha sido muy lamentable, pero tenemos confianza en que el Gobierno de Ecuador va a controlar la situación", dijo el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, al canal de televisión estatal chileno TVN.

Incluso el jefe del banco central, Diego Borja, pidió a los ecuatorianos que no retiren su dinero de los bancos para evitar ser asaltados y correr riesgos.

Mientras tanto, el jefe de Estado Mayor de la Policía, Florencio Ruíz, exhortó el jueves a la fuerza que deponga la protesta contra el Gobierno.

"Entiendo los problemas de los policías, pero no estamos de acuerdo con desmanes. Pedirles a todos los compañeros que depongan estas actitudes", dijo a periodistas.

Ecuador, un país en donde fueron depuestos tres presidentes en los últimos 15 años, depende de su riqueza petrolera. Un portavoz de la estatal Petroecuador dijo que las operaciones eran normales pero que se incrementó la vigilancia militar en campos y refinerías.

MILITARES TOMAN REGIMIENTO

Militares tomaron las pistas de la base aérea que se ubica junto al aeropuerto de Quito y algunos mostraron pancartas caseras en las que exigían se respete sus beneficios laborales, de acuerdo con testigos de Reuters.

El aeropuerto internacional de la capital fue cerrado y se cancelaron todos los vuelos nacionales e internacionales, dijo una fuente de la terminal que pidió el anonimato.

En Guayaquil, la segunda ciudad en importancia de Ecuador, soldados en desacuerdo con la iniciativa de ley también habían tomado el control de un regimiento.

A pesar de todo, el jefe del Comando de las Fuerzas Armadas, Ernesto González, aseguró que siguen siendo leales al presidente. "Estamos en un estado de derecho. Estamos subordinados a la máxima autoridad que es el señor Presidente de la República", dijo el militar por medios locales.

Correa reiteró que podría ordenar la disolución del Congreso y los legisladores oficialistas aseguraron que permanecerían dentro de la Asamblea por tiempo indefinido para "velar por la democracia".

Policías ingresaron a los patios del edificio de la Asamblea en motocicletas para intentar desalojarlo, pero finalmente desistieron de la idea.

La Asamblea de 124 miembros tenía planeado reunirse el jueves por la tarde para volver a estudiar las modificaciones a la ley que encendió la mecha de las protestas.

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