El presidente designado por el Congreso en Honduras, Roberto Micheletti, ha decretado un toque de queda por 48 horas a partir de las 21H00 (02H00 GMT).
"Hoy se inicia el toque de queda y terminará el martes", ha aseverado en este sentido Micheletti en su primera rueda de prensa tras ser designado por el Congreso en sustitución del derrocado mandatario Manuel Zelaya.
Micheletti ha asegurado que el ejército no ha dado un golpe de Estado sino que simplemente se limitó a "cumplir con una orden judicial" porque Zelaya estaba "infringiendo las leyes de nuestro país".
¿Asalto o justicia?
Los militares de Honduras derrocaron al presidente Manuel Zelaya y lo enviaron al exilio, por orden de la Corte Suprema y con apoyo del Congreso, en un golpe de Estado que provocó el rechazo mundial, con Estados Unidos y la ONU en primera línea.
La madrugada del domingo las tropas tomaron por asalto la casa presidencial, detuvieron a Zelaya y lo expulsaron a Costa Rica, el mismo día en que se convocaba a una consulta popular para lograr el apoyo para una reforma constitucional que le permitiera al presidente ser reelegido en noviembre.
El derrocamiento fue ordenado por la Corte Suprema y horas después el Congreso lo convalidó al designar como reemplazo a su titular, Roberto Micheletti, quien ordenó el toque de queda por 48 horas. El Congreso acusó a Zelaya de "reiteradas violaciones a la Constitución" y designó a Micheletti, "por el tiempo que falte para terminar el periodo constitucional y que culmina el 27 de enero del año 2010".
"Nunca voy a renunciar"
Pero la legitimidad fue de inmediato puesta en duda desde Washington. "Reconocemos a Zelaya como el debidamente presidente electo y constitucional de Honduras. No vemos a otro", ha aseverado un funcionario del gobierno de Barack Obama. Poco antes la secretaría de Estado, Hillary Clinton, había condenado el golpe ya que "viola los preceptos democráticos" hemisféricos.
Entretanto en Nueva York las Naciones Unidas convocaron a una reunión de la Asamblea General para tratar la crisis, mientras su secretario general, Ban Ki-Moon exigió "la restitución de los representantes democráticamente electos". Desde San José, hacia donde fue expulsado, Zelaya dijo que se consideraba todavía el presidente y desmintió una supuesta carta de renuncia suya que había sido leída en Tegucigalpa frente al Congreso.
"Yo nunca he renunciado ni nunca voy a usar ese mecanismo cuando he sido presidente electo por el pueblo", dijo. "Este es un crimen más contra la democracia, a mí casi me asesinan en la mañana, entraron a balazos, rompieron las puertas a balazos, entraron militares encapuchados a mi casa, me sacaron amenazado de muerte, apuntado con todos los fusiles", agregó Zelaya.
Luego "me subieron a un vehículo, me llevaron a la Fuerza Aérea y me subieron a un avión y me trajeron a Costa Rica", añadió. Ocho de sus ministros, entre ellos la canciller Patricia Rodas, fueron detenidos por los militares, confirmó un funcionario del derrocado gobierno a la AFP.