
La prestigiosa revista Fortune ha publicado, como cada año, su lista con las mejores empresas estadounidenses para trabajar. También este año el primer puesto lo ocupa una empresa de informática, pero a diferencia de lo que se podía esperar, no es Google sino NetApp la que se adjudica el honor, después de dos triunfos consecutivos del gigante de Internet.
Otra de las novedades que presenta el ranking de este año con respecto a los de ediciones anteriores es los motivos por los que los empleados entrevistados se han decantado por una u otra firma. Así, una de las características más importantes para los que han colaborado en la encuesta esta vez ha sido que se trata de compañías que están contratando nuevo personal. De hecho, de las 100 empresas que componen la lista, 73 tienen en estos momentos procesos de selección abiertos.
Esto contrasta con los resultados de hace sólo un año, cuando algunos de los factores que se tuvieron en cuenta para elegir a Google eran servicios extra -como la guardería- y que les daba la oportunidad de probar cosas nuevas.
Google, en el cuarto lugar
NetApp, el mejor lugar para trabajar de Estados Unidos, tiene menos de 8.000 empleados y se dedica a proporcionar almacenamiento y servicios de gestión de datos a las empresas. Le siguen Edward Jones -asesores financieros- y Boston Consulting Group. Google, campeón absoluto de los dos anteriores años, ha caído hasta el número cuatro.
La lista de diez primeros se completó con Wegmans Food Markets, Cisco Systems, Genentech, Methodist Hospital System, Goldman Sachs y Nugget Market. Otras quince empresas aparecieron en la lista por primera vez, entre ellas Zappos.com, DreamWorks Animation SKG, salesforce.com, T-Mobile TMOG.UL y Accenture.
La mayoría de las compañías presentes en la clasificación son tecnológicas y tienen sede en California.
Fortune encuestó a más de 81.000 empleados seleccionados al azar en 353 empresas, empleando un sondeo de 57 preguntas. Dos tercios de la puntuación de una empresa se basaron en los resultados del sondeo y el equilibrio se basó en estudios sobre demografía, salarios, beneficios, comunicación y otros factores.