
Durante años los trenes de lujo han sido el marco donde se han desarrollado miles de historias noveladas, reales y soñadas. El interior de sus coches -donde el viajero vive momentos fugaces- descubre la cultura y el sentir de una sociedad, mientras que al otro lado de la ventanilla la mirada se pierde en el paisaje.
Recorren parajes fabulosos en algunas de las regiones más hermosas del mundo, que los viajeros contemplan desde sus lujosas suites sobre raíles. De día se detienen en ciudades legendarias y por la noche se abren a la fiesta. Hoy, los trenes-crucero de lujo son una de las últimas tendencias del turismo elegante.
Sudáfrica posee una red de ferrocarriles de lujo famosa en todo el mundo. El Blue Train o Tren azul es sinónimo de exclusividad, trato excepcional y alta gastronomía. Monarcas y presidentes, estrellas de cine o de la canción han pasado por los camarotes de sábanas de algodón y grifos de oro de este tren. Creado en 1946 -aunque sus precursores fueron dos trenes más antiguos desarrollados en el siglo XIX- su nombre procede del característico color azul zafiro de los trenes Union Limited y Union Express. Tras el descubrimiento de oro y diamantes en Johannesburgo miles de personas peregrinaron a Sudáfrica en tren para buscar riqueza. A finales del siglo XIX los periódicos británicos ofertaban viajes a este destino con una duración de 19 días, partiendo desde Inglaterra. Durante las primeras 17 jornadas se surcaba el océano en un buque y las dos restantes se viajaba a borde del tren a vapor, entre las montañas y los valles de la sabana africana.
En un primer momento los trenes de vapor tenían pocos lujos. Pero en 1920 nacería una nueva generación de ferrocarriles aún considerados entre los más lujosos del mundo. Ventiladores, iluminación eléctrica, confortables asientos, salones de comedor con madera de roble, duchas y baños, en plenos años veinte, suponían un gran lujo para la época. Así, la burguesía en auge instalada en Sudáfrica percibía el tren como un medio de transporte seguro y cómodo.
Conocido en sus inicios como el tren del champán por los brindis eufóricos de vuelta al Cabo de quienes conseguían hacer negocio en las minas de Johannesburgo y Pretoria, el Blue Train sigue siendo escenario de celebración y alegría. El histórico tren sudafricano reanudó su servicio tras haber sido utilizado para el transporte militar durante la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, el convoy recorre 1.600 kilómetros a una velocidad de 80 kilómetros por hora, desde Ciudad del Cabo hasta Johannesburgo, tres veces a la semana en temporada alta y una en temporada baja. En sus coches recubiertos de madera de alta calidad el tren alberga íntimas suites con todos los detalles a punto, así como bares y salones para relajarse ante unas espectaculares vistas cambiantes a través de todas sus ventanas.
La gastronomía elaborada a bordo del tren está pensada para los paladares más exigentes. Varios chefs expertos preparan carne de venado, avestruz, ostras de Knysna y otras delicias del Cabo. Cuando cae la noche, un máximo de 42 pasajeros luce sus mejores galas para la cena en un comedor para 42 personas, donde se sirve un gran banquete en porcelana y cristal, ambientado con música clásica y luces suaves.
Lujo colonial a bordo
Desde Capital Park, su estación privada en Pretoria, parten los trenes de la compañía Rovos Rail. Es el sueño hecho realidad del millonario Rohan Vos, que restauró locomotoras y vagones de los años treinta para convertirlos en algunos de los más lujosos del mundo. Llevados por sus locomotoras de vapor, estos hoteles de lujo sobre ruedas de estilo británico atraviesan Sudáfrica de un extremo a otro e incluso, hacen incursiones periódicas en los países vecinos.
Este safari sobre ruedas cruza Tanzania, Zambia, Botswana y Sudáfrica. El itinerario más habitual va de Pretoria a Ciudad del Cabo, visitando ciudades históricas como Kimberley y la mina de diamantes Big Hole, famosa por ser el agujero más profundo hecho por el hombre. El trayecto comienza en la meseta del High Veld, región rebosante de oro, pasando por las ricas llanuras intermedias y la belleza misteriosa del Karoo, para llegar a las montañas y viñedos que anuncian la llegada a Ciudad del Cabo y su inconfundible montaña de la Mesa, así como las playas del Atlántico.
Otra alternativa propuesta por la compañía Rovos es un safari desde Pretoria a Durban, que bordea el Parque Nacional Kruger y permite visitar las reservas de Mkhaya en Suazilandia y, de vuelta a Sudáfrica, el santuario de rinocerontes de Hluhluwe. La reserva privada de Nambiti, hogar de los cinco grandes -rinocerontes, leones, búfalos, elefantes y leopardos- situada en un terreno de increíble biodiversidad, combina todos los biosistemas presentes en el país. En ella es posible observar una espectacular cascada de agua de más de 40 metros de alto que concentra un gran número de pájaros exóticos. La experiencia se realiza durante tres días en compañía de un historiador que explica los momentos decisivos que en esta región del país definieron la historia sudafricana moderna.
Los trenes de lujo son más que un medio de transporte, pues permiten descubrir diferentes ciudades y lugares de gran belleza, admirar bellos paisajes, así como degustar la rica gastronomía de la zona y realizar excursiones con guías acompañantes, sin necesidad de hacer y deshacer equipajes. Un tren con historia posibilita una de las mejores formas de viajar con todo lujo de detalles.