
La duración de la vida de los humanos está en aumento desde hace más de un siglo y no hay datos que indiquen que esta tendencia va a sufrir una involución. De hecho, en el momento actual y atendiendo a la fría estadística, el límite de la existencia para una persona se sitúa en torno a los 120 años.
Sin embargo, es un hecho que el envejecimiento tiene muchas caras y que, en caso de ser patológico, puede reducir mucho nuestra calidad de vida. Además, hay enfermedades que no se producen por ninguna causa concreta, sino que son fruto del paso de los años. Como ocurre con la ropa que utilizamos para vestirnos, nuestros órganos sufren un desgaste más o menos acusado dependiendo de su calidad inicial -el sustrato genético- y de los lavados que hagamos -el trato que le demos-.
En realidad la asteriosclerosis se produce por la senectud del árbol vascular y, en general, todas las patologías son más frecuentes cuanto más años tenemos.
Hace unos días se presentó en Estados Unidos el hallazgo de científicos del Instituto Wistar en Filadelfia, quienes han logrado descifrar por completo la estructura genética de la telomerasa lo que, entre otras cosas, podría abrir nuevas puertas para encontrar fármacos que permitan luchas contra el cáncer y, en cierto modo, también podrían servir para hallar la píldora de la eterna juventud.
No es suficiente
Pero, como es habitual cuando se produce un avance científico de cierta relevancia, se empiezan a elaborar teorías acerca de curación de enfermedades y de tratamientos casi imposibles que están a años luz de poder aplicarse.
De la telomerasa, por cierto un descubrimiento bastante viejo, se ha dicho que gracias a su síntesis se podrán diseñar nuevos tratamientos contra el cáncer e incluso para tratar otros trastornos derivados del envejecimiento. Estamos hablando de un enzima que codifica una proteína que se encarga de regular la longitud de los cromosomas. Si recuerdan, los cromosomas -básicos para nuestra salud genética- tienen una forma de X, pues es en los extremos de esta figura y su longitud donde se depositan las esperanzas para encontrar alguna respuesta a enfermedades como el Alzheimer.
Aunque no se diga, el cáncer no es una enfermedad, sino un cúmulo de ellas, y para que se produzca deben ocurrir una serie de situaciones y fallos orgánicos en cadena. Además, al ser multifactorial, existen multitud de causas por las que puede producirse, de manera que el hallazgo de la 'fórmula' de la telomerasa, aún siendo importante, se antoja insuficiente.
Envejecimiento natural
Es preciso distinguir entre envejecimiento con y sin enfermedad. En el primer caso, las células de nuestro cuerpo se van oxidando con el paso del tiempo y van perdiendo funcionalidad y energía. Como opinaba Jaime Miquel Calatayud, ex director del departamento de Patología Experimental de la NASA, el reto de los investigadores es averiguar cómo se envejece y, si se puede prevenir. De momento, lo que se puede hacer es frenar dicho envejecimiento y conseguir que no sea patológico.
Si con el paso del tiempo las células se oxidan por la acción de los radicales libres de oxígeno y eso hace que se pierdan o que mueran, hay que buscar la forma de frenarlo. Hoy, aparte de hacer ejercicio físico moderado y alimentarse de forma equilibrada la forma conocida más eficaz para luchar contra el envejecimiento es manejar la ansiedad que produce el estrés.
Una de las hipótesis más respaldadas sobre las causas del envejecimiento es que el estrés crónico -ver recuadro- aumenta el consumo de oxígeno, acelera el envejecimientoy nos oxida.