Olvide por unos minutos la clásica figura del detective. Su gabardina, su afición por el alcohol y esa voz ronca por la que siempre suspira una mujer. 
Los de ahora ya no llenan sus agendas de asuntos pasionales. Sus métodos son mucho más sutiles, y entre sus objetivos también están los directivos.
La Ley de Seguridad Privada establece que un detective puede recibir el encargo de un directivo para controlar a un empleado, pero nunca al revés. También es lícito que el Consejo de Administración de una empresa decida seguir los pasos de uno de sus miembros. "La persona que nos contrata debe tener poder legítimo", asegura Marita Fernández, fundadora de la agencia de detectives Método 3.

Detectar al espía
No imagine persecuciones policiales de ésas en las que se burlan todas las normas de tráfico. Un profesional que no quiere desvelar su identidad apunta que cuando una persona es consciente de que le vigilan, es bastante fácil detectar al que le sigue. "Si vas en el coche, haces una parada rutinaria y ves que el coche que va detrás de ti también se detiene, y que vuelve a circular al mismo tiempo que tú... Está claro", comenta. "Una reincidencia en errores es una confirmación de que te están controlando", añade.
Otra forma relativamente sencilla es que el empresario acuda al Registro de la Propiedad y pregunte si últimamente alguien mostró especial interés en sus posesiones.
José María Vilamajó, de la agencia Winterman, sonríe cuando se le hace esta misma pregunta. "No puedo desvelar mis tácticas", dice entre risas. Pero sí apunta cómo detectar a los espiables. "Son aquellos cuyos signos externos no coinciden con los ingresos globales que se les estiman... y no les ha tocado la lotería ni ha recibido una herencia", señala.
Les pierde sentirse adulados
El gasto incontrolado y fácil es otro de sus rasgos; además, son extrovertidos. "Es más fácil para nosotros espiarles y acercarse a ellos, porque por lo general les gusta sentirse adulados", asegura Vilamajó. Algo en lo que coincide Marita Fernández, aunque de forma más directa: "El bocazas llega a la empresa y farda de cosas. Los compañeros que lo escuchan lo comentan en corrillos. Y al final se acaba enterando el presidente, que se pregunta ¿de dónde saca éste el dinero?".
Las empresas japonesas "son muy dadas a espiar a los suyos", señala Marita Fernández. Pero lo hacen de una forma tan honesta que no quieren saber nada de lo que el espiado hace fuera de su horario laboral. En la cuenca mediterránea gusta todo lo contrario.
Los directivos, bajo lupa
Quizá fue así como en menos de un año, dos altos cargos de dos empresas con ausencias laborales continuadas tenían una misma pasión: mantener relaciones sexuales con jóvenes de clase social casi marginal. "Ese tipo de comportamiento es muy peligroso para la empresa, porque nunca se sabe quién te puede sonsacar determinada información", aclaran desde Winterman.
Normalmente los objetivos son los empleados de la misma compañía. Muchos empresarios, ante cualquier sospecha, lo primero que hacen es controlar los sistemas informáticos y tomar determinadas medidas puntuales para saber qué puesto ocupa el sospechoso. Y resulta más complicado descubrir a los jefes. "Porque algunos cargos no necesitan dar explicaciones, y entran y salen cuando les parece", dice Vilamajó. Algo que matiza Marita Fernández cuando dice que "un jefe de almacén tiene información vital para la empresa, y no es más que un currito".
Licenciado en...
Entre las últimas líneas de investigación de los detectives está comprobar la letra pequeña de los currículos de los candidatos a ocupar determinados puestos. "En algunos casos hemos detectado que han metido mano a la caja de algunas de las empresas por las que han pasado", asegura la fundadora de Método 3.
También detectan los engordes de expedientes académicos (carreras que no existen figura entre los principales pecados) para acabar con el intrusismo.