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Todas las claves para reconocer el síndrome postvacacional

Un 39% de los trabajadores sufre alguna vez el denominado 'síndrome postvacacional'. Foto: eE.
Ha estado de vacaciones un mes largo pero de vuelta a su despacho es incapaz de volver a concentrarse, el trabajo diario no le cunde, siente fatiga y hasta empieza a tener insomnio.

Si se reconoce, forma usted parte de esa mitad de españoles que, según un estudio de la consultora Quota Research, declara haber sufrido alguna vez el llamado síndrome postvacacional. El once por ciento llega a padecerlo todos los años y un 39 por ciento, en alguna ocasión.

Pero no se alarme: "No estamos ante una enfermedad", insiste Asensio López Santiago, médico y vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).

"Es un malestar muy genérico, relacionado con los primeros días de incorporación al trabajo
después de un periodo de vacaciones", explica.

Desajustes psico-funcionales

Lo cierto es que las manifestaciones de este desajuste pueden quedarse en el estadio psico-funcional, es decir, dificultad de concentración, cansancio, nerviosismo e incluso insomnio. O como advierte Javier Lavilla, especialista de la Clínica Universitaria de Navarra, pasar a un estadio orgánico afectando a los niveles cardíaco, respiratorio o digestivo. Hablamos de trastornos gastrointestinales, dificultades respiratorias o acidez de estómago.

Cuando se pasa de la "inquietud normal que provoca el síndrome a un cuadro somático como el descrito es necesario acudir a la consulta del especialista".

Idealizar las vacaciones

Sin llegar a ese punto, la mayoría de quienes sufren de una u otra forma este mal, "se recupera en una o dos semanas", sostienen los expertos.

¿A quiénes afecta con más frecuencia? Según datos de la Semfyc, el perfil es de personas jóvenes, menores de 45 años, que realizan una ruptura brusca del ritmo vacacional y se incorporan sin transición alguna. Además suelen ser personas que idealizan el periodo de vacaciones, como la culminación de su bienestar personal. En consecuencia, presentan de forma habitual malestar en su trabajo y en la actividad laboral cotidiana.

Manifestación del burn-out

De hecho y como explica Lavilla, "el postvacacional puede llegar a ser una manifestación más del conocido como burnout, o síndrome del trabajador quemado". Es decir, quien manifiesta problemas de agotamiento o desencanto con el trabajo que realiza, tras las vacaciones verá agudizadas estas sensaciones.

Llegados los primeros síntomas, ¿qué podemos hacer? Pese a estar más cerca de despedir el verano que de empezar las vacaciones, lo mejor como suele decirse: prevenir antes de curar.

En este sentido, no hay que considerar las vacaciones como la solución a los problemas cotidianos. "Es bueno desechar la idea de que este periodo de descanso es el estado absolutamente opuesto al periodo de trabajo, y por tanto que uno es sinónimo de placer y el otro lo es de malestar y sufrimiento", explica López Santiago. "Por eso es aconsejable planificar actividades gratificantes para los días laborables, buscando un tiempo para el ocio".

También ayuda planificar las vacaciones y sobre todo, resulta útil dividirlas en dos o más periodos. De este modo, "no se llegará a desconectar del todo y la vuelta será más llevadera", explica Lavilla.

Si ya es tarde, y empieza a sufrir los estragos de la vuelta, lo más importante: retomar lo antes posible la normalidad y cotidianeidad previa a las vacaciones. Y lo ideal, hacerlo de forma progresiva, sin altibajos bruscos.

Resulta muy adecuado reservar los últimos días de las vacaciones a retomar alguna de las rutinas. Lavilla hace hincapié en "ser más ordenados de lo habitual". Establecer una agenda que, "sin que nos desborde", nos haga estar activos. Además de "cuidar especialmente el descanso, respetando las horas de sueño".

Fiesta de la vuelta

Sin que estemos ante un hecho alarmante, el síndrome postvacacional "sí puede llegar a afectar en parte la productividad de las empresas por el cansancio generalizado que acompaña este desajuste", explica Asensio López.

Es más, "hay empresas que se plantean iniciativas atractivas para paliar en la medida de lo posible el desencanto de sus empleados, como son las fiestas de la vuelta".

Con todo, este mismo experto señala que no estamos ante un problema que genere un número abultado de bajas laborales ni haya constituido una preocupación por parte de las instituciones públicas o médicas.

Aunque sí es cierto que "existen datos indirectos, no estrictamente relacionados con el síndrome, que pueden ser indicador de la repercusión que genera", dice por su parte Lavilla. Por ejemplo, el crecimiento de la demanda de fármacos que, según Farmaindustria, supera el 14 por ciento en septiembre y que es achacable al tradicional "mes postvacacional".

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