Pymes y Emprendedores

"El problema de las pymes es que piensan a corto plazo"

El vicepresidente de Choiseul & Partners, Óscar Álvarez. Foto: Pepo García

La toma de decisiones a largo plazo necesita inteligencia y las pymes españolas tienen todavía un largo camino por recorrer en este aspecto. Óscar Álvarez, vicepresidente de la consultora Choiseul & Partners, desvela en qué consiste la Inteligencia Estratégica Competitiva y sus problemas de implantación en España.

¿Qué entendemos por 'inteligencia estratégica competitiva'?

Es una actividad muy ligada a la vida diaria. Se trata de procesar la información de forma estructurada para tomar decisiones complejas; en este caso, en el ámbito de la estrategia, porque si queremos influenciar en nuestro entorno es fundamental anticiparse, y para ello es necesaria la inteligencia.

¿Eso supone rechazar la parte emocional en favor del análisis?

No rechazo la emoción, para mí es clave. Se trata de basarse en esa intuición y en la experiencia de forma estructurada.

¿En España funciona bien la intuición?

Es un valor característico de este país. Donde otros se quedan atascados porque los números no les dicen nada, un español sigue adelante. Pero en las circunstancias actuales es necesaria la inteligencia y la empresa española está muy necesitada de ese proceso.

¿Ese peso de las emociones nos ha metido en esta crisis?

Yo lo llamaría más bien irresponsabilidad. Todos sabíamos que el sistema no era sostenible. En España se construía un tercio de las viviendas de la Unión Europea y nadie se paró a pensar si eso tenía sentido con la demanda que teníamos. Todos somos responsables de lo que ha pasado.

¿A las pymes españolas les falta inteligencia estratégica?

Es cierto que sufren la falta de recursos, porque no pueden permitirse encargar informes de inteligencia. Pero su mayor problema es que su mentalidad funciona a corto plazo. Siguen las pautas de lo que les ha funcionado y piensan que pueden afrontar el crecimiento con ellas, dejando de lado aspectos como la competencia, la protección de su tecnología o la captación de talento. Es necesaria una actuación coordinada del Estado para informar a las pymes acerca de los instrumentos con los que cuentan.

¿Echa en falta la cooperación entre las empresas y el Estado?

Sí, y no solo eso, también el liderazgo; es necesario que alguien tome decisiones, y no sólo en España, sino en todo el mundo.

¿Se preocupan más los partidos políticos por conseguir votos que por satisfacer las necesidades de la población?

No me opongo a que los partidos se interesen por el voto; el problema es que existe miedo a enfrentarse al poder económico, lo que provoca un distanciamiento con el pueblo. El problema de España es la falta de liderazgo en iniciativas empresariales dentro de la política.

¿Cómo saldremos de esta crisis?

Las grandes empresas no nos van a sacar de esta situación. Hay que promover movimientos de población hacia las zonas que necesitan tejido productivo y que pueden ofrecer oportunidades que no se dan en las grandes ciudades. Debemos preguntarnos qué puede aportar España a nivel económico en el escenario internacional, sin intentar imitar a otros países.

¿Infravalora España su potencial?

Sí, y el mayor ejemplo es el turismo. Despreciamos que el 12 por ciento del PIB provenga de ese sector. Pero eso es algo positivo, significa que tenemos muchas cualidades como país que debemos fomentar.

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