La historia cuenta que Cronos tenía tanta sed de poder que atentó contra su padre Uramo con la intención de ocupar su lugar.
Éste, herido, le maldijo y condenó a repetir su misma suerte en manos de sus hijos, por lo que Cronos decidió devorarlos al nacer. Sólo uno se salvó, Zeus, y cumplió la maldición unos años más tarde.
Demos un salto en el tiempo y situémonos en estos días. La escena se desarrolla en cualquier empresa de este país. El responsable de un departamento convoca a una reunión a los miembros de su departamento.
Síndrome de Cronos
A todos menos a uno, el mismo al que lleva tiempo encargando cosas inútiles que no sirven para nada. El mismo que al entrar en la empresa destacó por su agudeza, la rapidez de sus ideas y sus ganas de trabajar. Ése al que el jefe vio como enemigo desde el primer día y que ahora padece a un superior con un claro síndrome de Cronos.
Psicólogos como Elisa García lo catalogan como una de las múltiples variantes del acoso psicológico, y además la más frecuente. Aunque advierte que no siempre se acosa por temor a perder el puesto. "También se les puede envidiar por muchos otros motivos", comenta.
Esta patología laboral tiene parte de lógica. No siempre es fácil alcanzar el poder en las empresas, y una vez alcanzado es difícil hacerse a la idea de perderlo. El enfermo decide entonces aferrarse a él y evitar que ese subordinado siga demostrando su brillantez y acabe ocupando su lugar.
El perfil del enfermo
No es difícil encontrarlo. "Puede darse en cualquier parte", apunta Elisa García. No importa el tamaño de la empresa, la edad ni el sexo, siempre y cuando ocupe un puesto de cierta responsabilidad. Y hay un tipo de directivo más proclive a sufrir estos síndrome: los que llevan más tiempo ejerciendo y aquellos que tiene peor preparación académica.
Aunque Elisa García ponga algunos peros a estos rasgos: "A lo mejor da igual el sexo, pero en la realidad española hay más jefes que jefas, con lo que es más habitual que acosen ellos", dice. Para acabar con este drama laboral lo tienen más fácil en la empresa privada. "En la Administración es más difícil cortarlo de golpe, porque cambiar de puesto es más difícil", comenta.
¿Estamos en la época del acoso laboral? Elisa García lo pone en duda. Y para ello cita un informe de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones en el Trabajo de 1999, en el que sólo un cinco por ciento de los españoles se sentía acosado. "Yo creo que muchos no contestaban porque no sabían lo que era", afirma.