Copiar un producto puede resultar fácil, pero hacerlo casi a la perfección es muy complicado. Los países en desarrollo han recurrido a la imitación para salir adelante, pero ninguno lo ha hecho tan bien como los chinos. Sin embargo, parece que el chollo de las réplicas se les podría acabar tras la reforma de la Ley de Marcas del país asiático.
La propiedad privada fue reconocida por primera vez en China el año pasado, mediante una ley que aprobó la Asamblea Nacional. En 2001 este país había entrado en la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que le proporcionó un marco legal para proteger las marcas. El siguiente paso se dará en 2009, con la reforma de la Ley de Marcas que China acometerá dentro de un plan de acción contra la piratería.
Los Juegos Olímpicos también impulsarán el control de las imitaciones de productos en el país asiático. Según Carolina Pina, abogada de Garrigues, este evento, que genera muchísimo merchandising, puede suponer "un punto de inflexión, ya que el Comité Olímpico Internacional (COI) exige una protección de los derechos de marca".
Cientos de firmas españolas
Pina intervino ayer en una jornada organizada por la escuela de negocios EOI y el Foro de Marcas Renombradas, en la que también participó Fernando Salazar, consejero económico y comercial de España en Pekín. Éste explicó que ya hay cerca de 500 firmas españolas con negocios en China (entre ellas Telefónica, BBVA y La Caixa) y que la piratería aún es un problema: "En un supermercado se venden vídeos contra la piratería... ¡pirateados!"
Ambos ponentes coincidieron en que una de las claves para invertir en este país es "saber con quién te casas" porque "muchos socios acaban dando problemas", según afirmó Salazar.
Peleas de imagen
Defender la marca es fundamental. El 23 de octubre de 2003, el Tribunal Supremo de Pekín dio el visto bueno al acuerdo entre dos firmas de ropa cuyo logo es un cocodrilo: la francesa Lacoste y Crocodile Garments, establecida en Hong Kong. La primera (que había registrado su marca en China en 1980) había acusado a la segunda de vender prendas con una marca similar. Crocodile tuvo que rediseñar su cocodrilo (véase la versión final a la izquierda de estas líneas). La cadena de cafeterías Shanghai Xingbake, por su parte, pagó 39.000 euros en 2003 por copiar la marca de la estadounidense Starbucks.
Otras firmas han tenido más suerte. Cola Cao es uno de los productos españoles más fuertes en el mercado chino. Según Luis Gutiérrez, director del staff del consejo de Nutrexpa: "Aprovechamos que los precios de la televisión en China en los 90 eran muy bajos. Desde 2000, las tarifas se han multiplicado hasta por ocho". A través de la tele, Cola Cao alcanza a unos 400 millones de personas, explica Gutiérrez, en un mercado en desarrollo que crece un 10 por ciento al año. Nutrexpa empezó con una joint venture y al Cola Cao lo llamó Gao Le Gao, que suena parecido y transmite los conceptos de Alto (el significado de Gao, que se relaciona con el crecimiento de los niños) y Feliz (Le). Además, crearon productos que gustasen más a los consumidores chinos, como el Cola Cao de fresa.
La cadena de ropa Mango también ha luchado por su marca en China. Hoy ya suma 45 tiendas en este país (y previsiblemente otras 25 al final de este año) pero cuando llegó se encontró con un problema. Isaac Halfon, director de expansión internacional de esta compañía, lo explica: "Había una empresa registrada como Mango, así que empezamos a funcionar como MNG. Pero nos dimos cuenta de que con ese nombre [que sonaba parecido al chino] no era posible transmitir los valores de feminidad y europeísmo que queríamos hacer llegar a ese mercado. Finalmente pudimos utilizar la marca Mango, lo que para nosotros fue un punto de inflexión".