
Hace un día espléndido en San Sebastián. Jorge Navarro se siente cómodo en una ciudad que conoce al dedillo, así que el entrevistado, por unas horas, ejerce también de guía turístico. Jorge es director en España de Perrier-Jouët, la marca de champán que pertenece al grupo Pernod Ricard. Con una voz de locutor de radio de los de antes y una educación a prueba de bombas, no se deja una pregunta sin contestar.
San Sebastián es, en el momento de la entrevista, un hervidero de gente guapa. Actores, directores de cine, asistentes, periodistas del mundo del cine fácilmente identificables a unos cuantos metros de distancia y que bien podrían escribir sobre moda. Jorge se mezcla entre ellos en el Hotel Maria Cristina. Pide una copa de champán. Y se muestra incapaz de desconectar. Analiza la copa en la que se lo sirven, las maneras, el contexto... un ritual que en el mundo del lujo en el que se mueve debe cumplir todos y cada uno de los pasos exigidos. "Hay una parafernalia que si te gusta se lo acabarás contando a tus amigos. Y eso nos ayuda".
Una, que se reconoce una recién llegada a este sector, se pregunta si a una marca de champán le afecta, y no precisamente para bien, batirse el cobre en el país del cava. Jorge sonríe. "El cava no es competencia, más bien significa complementariedad. La zona de Cataluña es una gran consumidora y eso, más que perjudicar, nos ayuda. El producto rota con alegría", explica.
Cuidar al bebé
Tampoco esa tendencia a poner de moda determinadas bebidas parece alterar su semblante. "El champán es algo diferente, aunque no somos ajenos a otras bebidas. Por eso le ponemos mucho cuidado a los rituales de servicios. Hay que mimarlos al máximo. Porque es una forma de argumentar el precio, así que tenemos que cuidar el bebé que tienes entre manos".
Estudió Administración y Dirección de Empresas y, aunque dice que no descartó montar su propio negocio, la vida le llevó por otros caminos. Apasionado de la música -en casa tiene dos pianos y es profesor de solfeo y de piano-, cree que existen similitudes entre ésta y el mundo de la empresa. "Cuando coges una partitura haces una primera lectura a dos manos, como cuando tienes una idea, e intentas ver dónde va a haber complicaciones", cuenta.
De la música puede que haya heredado su gusto confeso por "la sensibilidad y los detalles", a los que se aferra para hacer frente a una crisis que no le es ajena. "Todo los días esa espada de Damocles está ahí. En el vino en concreto se nota mucho en la hostelería... Es complicado, y eso que en el fondo con la palabra champán a todo el mundo se le ilumina la cara", explica.
Y eso que a algunos les sigue costando ver su sector como uno de los ingredientes del lujo. "Siempre se piensa en moda y complementos, pero la gastronomía nos ayuda mucho. España es una potencia mundial", dice. Señala como uno de los puntos de inflexión el galardón a Ferran Adrià como el cocinero más importante del mundo. "Empezó a venir turismo gastronómico de todo el mundo, y eso al champán le benefició. Debemos considerar a la gastronomía como un sector dentro del lujo, y más en España que, apenas se conocen dos o tres marcas del sector", matiza.
Con "buena presencia" en la alta gastronomía, Navarro identifica cuatro focos de trabajo en los que su marca está especialmente presente: Madrid, Cataluña, País Vasco y una zona sur especialmente concentrada en Marbella y Sotogrande. "Hay distintos tipos de consumo -explica-. En País Vasco, Madrid y Barcelona es continuo, mientras que en el resto es más estacional, principalmente promovido por el turismo extranjero".
Este trabajo, dice, "te hace estar enamorado". Empezó en la compañía en 2004 pero reconoce que, lejos de caer en la rutina inevitable de las parejas, lleva un par de años embelesado por la suya. Se le nota cuando habla de la marca, con más de 200 años de historia, al explicar que van por el séptimo jefe de bodega, y cuando define su empresa como un "diamante que se talla cuidadosamente" y pide que observes las botellas. Para que luego digan de la motivación viene de Harvard.