Pymes y Emprendedores

'Hombre rico, hombre pobre': la salud sí que tiene un precio

La clase social también decide la salud de los españoles. Así, los hombres y las mujeres de las clases más acomodadas -como directivos de la administración pública o empresas, artistas y deportistas o titulados universitarios- tienen una valoración muy positiva de su salud.

El 84,4 por ciento de los hombres y el 75,9 por ciento de las mujeres dicen sentirse perfectamente. En cambio, apenas un 65 por ciento de las personas ocupadas en trabajos manuales cualificados o no cualificados manifiestan esta percepción.

La clase más baja, también más desdichada

Este es sólo uno de los muchos datos recogidos en la Encuesta Nacional de Salud 2006: el retrato más completo de la salud que tienen los españoles. Hasta 38.600 entrevistas se han realizado entre junio de 2006 y junio de 2007. Pero los resultados obtenidos no son sólo de percepción. Las enfermedades más frecuentes que asolan a los trabajadores menos cualificados son la artrosis o el dolor de espalda.

Pero también se ven más afectados por dolencias crónicas como la diabetes y doblan las cifras de colesterol e hipertensión de los del sector laboral más desahogado. Esta razón explicaría por qué sufren tres veces más infartos de miocardio y presentan más cuadros de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales.

Repercusión laboral

Esta falta de salud también tiene repercusión laboral. Quienes trabajan en actividades manuales son quienes acumulan más bajas por enfermedades crónicas o de larga duración. Hasta un 37,4 por ciento de los encuestados de este grupo ocupacional declaró que se había visto limitado en su actividad, por tan sólo el 25 por ciento de los directivos. Los riojanos se encontrarían a la cabeza, seguidos de asturianos, gallegos, murcianos o extremeños, si bien hay que recordar que son datos de percepción individual.

Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación de salud? Las claves se pueden encontrar en los estilos de vida de unos y otros. Quienes realizan actividades manuales fuman más, consumen más bebidas alcohólicas y realizan menos ejercicio físico, como subrayó ayer durante la presentación de la encuesta, el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos. Sólo el 51 por ciento de estos trabajadores afirmó que hacía alguna actividad física durante el tiempo libre, por el 72 por ciento de la clase directiva o funcionarial. Otra de las claves de la mala y buena salud está en la prevención. Aquí también son los trabajadores de mayor formación quienes se preocupan más por la tensión arterial o el colesterol y van más al ginecólogo o se hacen una mamografía.

Al final no sorprende que sean las personas en empleos menos cualificados quienes más medicamentos consumen o los que más acuden a las consultas médicas y que sean ellos, también, quienes concentren el grueso de las listas de espera diagnósticas y quirúrgicas en hospitales públicos.

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