Pymes y Emprendedores

Al pan, pan y al reajuste... llámenlo despidos, por favor

Imagen de Getty.

La crisis económica ha traído consigo un vocabulario plagado de eufemismos que intentan tranquilizar a los ciudadanos: el Gobierno ha prohibido palabras como recortes, despidos o congelación salarial.

Al hijo de mi vecina le quedan dos telediarios. Literalmente. Y no sólo porque trabaje en un medio de comunicación, sino porque ha recibido una carta en la que la empresa le comunica que su nombre está "en un Plan de Salidas conforme a la política de redimensionamiento de la compañía". Renglón aparte, la dirección aclara que el grupo confía en su programa "de rotación de activos maduros" para crecer.

"¿Qué?", me pregunta mi vecina. "Efectivamente, está despedido y no tienen un duro", le digo a esta mujer que es incapaz de leer la letra pequeña y de comprender que lo que antes era vender las joyas de la abuela en la casa de empeños o incluso, como ha hecho la baronesa Thyssen, vender un cuadro para tener dinero en efectivo, ahora es una "rotación" o "desinversión de activos" para tener cash. Ni lo entiende ella, ni lo entienden otros muchos ciudadanos que asisten asustados a una puesta en escena de políticos y economistas en la que se trata de definir la situación sin pronunciar palabras tabúes.

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero negó la "crisis" una y otra vez (hablaba de "problemas de dificultad") y su sucesor en el cargo, Mariano Rajoy, ha prohibido terminantemente a sus hombres pronunciar las palabras rescate, ajustes, bajada de sueldo, despidos... A cambio, ofrece una "hoja de ruta" o "medidas de calado" o nos habla de la "volatilidad de los mercados".

Mi vecina suma y suma y al final el resultado es que su hijo, con dos licenciaturas e idiomas varios está en la calle. "Ya ni tener una carrera es valor seguro", dice la mujer.

¿Qué es un eufemismo?

"La función fundamental del eufemismo es encubrir lo indeseable, lo desagradable, lo obsceno o inconveniente", explican desde la Real Academia de la Lengua Española (RAE) en respuesta a la pregunta de mi vecina y de todos los españoles, cansados de palabras vacías y discursos demagogos. O sea, al pan, pan, y al redimensionamiento, por favor, recortes, aunque según la RAE esta palabra sea "indeseable".

"El eufemismo no es un cambio: siempre ha existido y probablemente existirá. Quizá lo novedoso es su intensificación actual a propósito de situaciones económicas", explican las mismas fuentes, que recuerdan que "la Retórica la inventaron los sofistas griegos precisamente para convencer, con o sin razón, sin necesidad de usar la fuerza".

Imaginación sin límites

Sin duda, la fuerza no se usa, pero la imaginación sí, tanto que ha llevado al ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, a hablar de "cierta asimetría competitiva" o a José Luis Rodríguez Zapatero, de una "prórroga unilateral en los plazos de devolución de los préstamos" para referirse a la morosidad.

La lista continúa con una "prima de riesgo" de la que todos hablan y que es ya más visitada que el mapa del tiempo, o con un "banco malo", cuando hasta ahora todos los bancos eran buenos y nos regalaban baterías de cocina o un juego de toallas a elegir el color. También el "ladrillo" o los "hombres de negro" o el "canutazo" del presidente para anunciar que las empresas públicas preparan "un plan de negocio en línea con el mercado" se suman al nuevo abc de la crisis.

La batalla por la palabra

"Es la batalla por la palabra. Hay que saber qué palabra usar y nadie en el Gobierno utiliza bajo ningún concepto la palabra rescate", explica Carmen Galbete, consultora de Redondo y Asociados. "En la medida que el Gobierno sea capaz de convencer con su semántica, habrá ganado". La consultora sabe que las palabras asustan, de ahí el uso de eufemismos que tranquilicen a los ciudadanos y que les sean familiares, como "línea de crédito", y nada de sinónimos imposibles como "financiación europea para la recapitalización de los bancos".

El valor de la palabra es tal que, según Carmen Galbete, "una palabra tiene repercusión inmediata en la economía española". Si Montoro dice que no hay dinero para pagar las nóminas, los mercados castigan a la bolsa y la prima de riesgo se dispara a máximos históricos y nos arriesgamos a tener un "crecimiento negativo". "Es lo que en retórica se llama un oxímoron. El sustantivo y el adjetivo se contradicen, se anulan. Es como si hablásemos del hielo caliente", explica fuentes de la RAE. "El eufemismo es una falsa vacuna contra tabúes y la ruina económica es una de esas realidades tabú, susceptible de generar eufemismos sin fin".

Queda incluir los "crecimientos exponenciales de dos dígitos", los "fondos buitres" o las "medidas de ajuste con más punch". Dicen los expertos que la crisis tiene todavía "largo recorrido" y el Gobierno suaviza la reducción del dinero que reciben los desempleados como "una medida para estimular la búsqueda de empleo".

En resumen: 850 palabras y 5.000 caracteres para decir que al hijo de mi vecina le quedan dos telediarios.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky