Si no fuera porque hablamos de Estados Unidos (y lo que sigue suponiendo para el mundo), es para echarse unas risas. Es leer información acerca de los candidatos a batirse en duelo con Obama y se te ponen los pelos de punta al pensar en las decisiones que pueden tomar si alguno de ellos llega a la Casa Blanca. Para que luego algunos apóstoles demagogos nos dijeran que el PP iba a abolir el aborto y el matrimonio homosexual. Estos republicanos sí que son de pata negra, pura ortodoxia. Puro miedo.
Los caucus de Iowa nos han permitido al resto del mundo leer varias perlas. El candidato con menos votos ha sido la única mujer, la bella Michele Bachmann, casada con un psicólogo con consulta en la que durante un tiempo prometía curar homosexuales.
Ella, claro, también tiene lo suyo. Para empezar ha tenido cinco hijos con ese señor (allá cada cuál a quien escoja como padre), pero leo en El País que su principal escollo es el voto femenino. No esperaba menos, claro, porque Bachmann dijo en un discurso en 2006: "Mujeres, sed sumisas con vuestros maridos". Aunque en entrevistas posteriores matizó que la sumisión debía entenderse como "respeto mutuo". Le faltó echar la culpa a los periodistas por sacar sus palabras de contexto. Lo que hacen todos cuando meten la pata hasta el fondo. Tranquilos, ya ha anunciado su retirada.
Rick Santorum, que a punto estuvo de dar la sorpresa en Iowa, se pasó sus 16 años en el Capitolio tratando de ilegalizar tanto el aborto como las uniones homosexuales. Y ha llegado a comparar a la Italia fascista de 1925 con los Estados Unidos de la era Obama.
Amárrame los pavos, que diría mi admirada Rosa Belmonte. Aunque parece que Romney (mormón, empresario y con menos tendencia a decir barbaridades) aparece en las encuestas como el favorito y el que saldrá elegido para aspirar a ser el sheriff de la primera potencia. Esperemos, visto lo visto, que los sondeos no se equivoquen.
Ángeles Caballero, redactora de elEconomista.es.
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