
¿Cuánto cuesta organizar una gira y qué es necesario ultimar antes de que comience el show? La diferencia entre unos artistas y otros puede llegar a multiplicarse, sobre todo si entran en juego figuras internacionales. En estos casos, el presupuesto de un concierto puede alcanzar centenares de miles de euros. Todo depende de lo que quiera cobrar el cantante o grupo y del tipo de escenario que lleve.
En España, un concierto de tamaño medio, al que acudan entre 3.000 y 4.000 personas, puede costar alrededor de 60.000 euros. Pero si el artista exige cobrar un caché de 50.000 euros, el presupuesto total puede dispararse por encima de los 100.000. Y eso, independientemente de que se vendan 20.000 ó 80.000 entradas. Además, estas cifras presuponen que el espectáculo solo requiera un escenario estándar.
Según fuentes de la Asociación de Promotores Musicales (APM) de España, la gran peculiaridad del negocio es su estructura de costes fijos "que repercuten en todos los conciertos que se realicen". Uno de los casos extremos lo tenemos en la última gira internacional de U2, que pasó por España, y que llevaba consigo cerca de un centenar de trailers, un escenario de 25 por 18 metros, 120.000 vatios de sonido y 600.000 de iluminación, 200 trabajadores de producción y 30 personas al servicio de los artistas.
Mientras que estos datos contrastan, por ejemplo, con los de Muchachito, un cantante que se recorre España con un equipo de dos o tres personas y una furgoneta, por lo que sus principales gastos son poco más que el hotel y la manutención diaria. Eso sí, la previsión de ingresos está en consonancia con los gastos.
Los artistas internacionales pueden asumir mayores costes
Hay que tener en cuenta que las giras de un artista internacional suelen ser más largas e incluir múltiples países, por lo que se pueden rentabilizar mejor los costes fijos y pueden asumirse unos gastos mayores. Es el caso de la cantante australiana Kilye Minogue, que incluye en sus escenarios fuentes y un gran número de bailarines.
Una gira puede conllevar múltiples gastos, aunque unos se planifican de forma general y otros específicamente para cada concierto. Además del personal propio (jefes de producción y seguridad), en cada ciudad se contrata un equipo de montaje del escenario y otro de seguridad.
Para evitar contingencias, es necesario contratar seguros que cubran los imprevistos que todo el mundo teme, como una posible cancelación del concierto. Los seguros suelen cubrir la cancelación por lluvia, fallos técnicos o incomparecencia del artista.
Medir bien el riesgo y la rentabilidad
Según señalan desde la Asociación de Promotores Musicales, el binomio riesgo-rentabilidad del promotor ha sido históricamente altísimo. "Y si el artista quiere un sueldo mínimo, más vale cruzar los dedos o realizar unas previsiones de venta esotéricas para saber dónde no meterte". Pero, las mismas fuentes indican que la tendencia apunta a una integración vertical en la que los márgenes de cada agente se puedan ajustar, según el éxito o fracaso de un concierto.
La APM recoge en su anuario los pasos para organizar una actuación en vivo. "Es necesario un trabajo previo a cargo de producción". Ellos construyen el papel que envuelve al artista: desde la estructura del escenario hasta los frutos secos del camerino.
El primer paso es solicitar los permisos, el certificado de estructuras, el seguro de responsabilidad civil y el plan de evacuación, entre otros, además de presentar un plan de seguridad para minimizar los riesgos.
Juan Ramón Rodríguez, de la promotora Jet Management, advierte que lo mejor para no equivocarse es dejarse aconsejar por encargados del recinto, que "conocen su espacio y orientan sobre el personal necesario".
Trabajo en equipo
Con las bases de la producción asentadas, se define el equipo, en función del espectáculo. El esquema base suele exigir un responsable de producción, un site coordinator encargado de infraestructuras, montadores, riggers dedicados al techo del escenario, seguridad, un coordinador de escenario, otro de backstage, logística, y técnicos de luces y sonido.
Una vez el número de personal empieza a intuirse, se perfila un presupuesto que contempla producción, adecuación de espacio, escenario, maquinaria, estructuras, equipos, seguridad, vallados, servicios médicos y transportes. Y si el promotor da el OK, el proceso arranca.
Generalmente, el montaje se realiza la misma mañana del evento. Mientras, el coordinador de backstage cubre las necesidades de oficina, los camerinos y el equipo de producción del artista comprueba que todo esté en su sitio. El director de producción y sus auxiliares comprueban que las necesidades relativas al directo cumplan el detallado del rider. La parte de audio también viene estipulada. El ingeniero de sonido ajusta el equipo a las necesidades del local para que los técnicos del artista puedan hacer el soundcheck.
Una vez arranca el espectáculo, el equipo del artista toma el control de escenario, sonido y luces, y en la palestra, el stage manager ayuda a que la coreografía sea perfecta. Cuando el show termina, el equipo de seguridad desaloja el recinto, mientras los operarios desmontan el escenario. La siguiente ciudad espera.