Pymes y Emprendedores

Banco, capital riesgo... ¿A qué puerta conviene llamar para pedir dinero?

  • Cada situación y proyecto a financiar exige una solución diferente
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Elegir bien es fundamental. Sobre todo cuando uno busca financiación para emprender un nuevo negocio o ampliar el que ya tiene. Las opciones pueden ser tan variadas como solicitar un crédito al banco, llamar a la puerta del capital riesgo, pedir el amparo de los business angels o el de las sociedades de garantía recíproca e, incluso, ir al Mercado Alternativo Bursátil (MAB) o a una incubadora tecnológica. Pero, ¿cuál de estas puertas es la más conveniente? La respuesta depende del tipo de proyecto para el que se vaya a utilizar el dinero.

La primera fórmula es acudir a un banco o a una caja de ahorros. Sin embargo, Álex Martínez-Comín, vicepresidente de Martínez Comín Consultores & Auditores, explica que "la pyme ha de recurrir a este tipo de financiación si es capaz de ofrecer las garantías exigidas por sí sola, sin necesidad de avales de sus socios".

Gonzalo Montes, de KPMG, añade que el mayor problema está en que "hasta que la empresa no adquiere un volumen relevante y recurrente es difícil tener acceso a financiaciones a largo plazo sin una buena garantía". En cualquier caso, el trabajo para conseguir un préstamo es cada vez más arduo. Francisco Javier Zúñiga, impulsor de Just Novias, una pyme de alquiler de vestidos, ha accedido a uno gracias a la intercesión de la Asociación de Jóvenes Empresarios, para adquirir activos fijos y circulantes. Pero lo ha logrado después de recorrerse y recibir negativas de "todas las entidades bancarias".

Xavier Vázquez, director comercial de otra pyme, Multiplastic, también ha tenido que reunirse con directivos de varias entidades bancarias para conseguir financiación. "El problema -apunta- es que los bancos no ofrecen crédito a la misma tasa que lo hacían antaño".

Nuevas o consolidadas

La segunda opción es el capital riesgo. Miguel Ángel Beleña, de Ernst & Young, advierte que acudir a este tipo de financiación requiere tener un plan de negocio muy documentado y soportado, que muestre cómo se genera valor en la compañía para el nuevo socio. Además, aquí entra en juego qué tipo de pyme se es. Según Gonzalo Montes, éstas se dividen en aquellas que ya se encuentran consolidadas en el mercado y aquellas que todavía no han alcanzado un cierto nivel de madurez.

Respecto a las primeras, "siempre que mantengan ebitdas históricos positivos y tengan capacidad de apalancamiento, la opción del capital riesgo está abierta". Sin embargo, las segundas "están encontrando problemas para acceder a esta fórmula para el largo plazo".

José Tomás Moliner, vicepresidente de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (Ascri), explica que el venture capital se dirige, fundamentalmente, a empresas que se encuentran en las fases semilla y arranque. "Son inversiones con un alto riesgo, por el momento en el que se encuentra la empresa, y porque muchas de estas inversiones suelen ir a compañías tecnológicas e innovadoras". Piero Cattarini, impulsor de Proenergetics Europe, una pyme fabricante de la bebida energética Fure, intentó captar financiación a través del capital riesgo. Pero, como explica, fue complicado debido a que todavía no contaban con unas ventas mínimas. Según su experiencia, se trata de "una fuente de financiación muy potente, aunque para tratar con ellos se requiere una formación avanzada".

Plazos más largos

Los business angels constituyen otra interesante puerta donde llamar. Según Beleña, los proyectos ideales a financiar son "los de alto potencial de crecimiento en un estado casi inicial, dentro de una limitada demanda de fondos. Son de alto riesgo, por lo que demandan un retorno para el inversor también alto".

Según Gonzalo Montes, estos inversores "suelen dar más tiempo para recuperar su inversión que una entidad financiera, lo que les permite desarrollar y poner en práctica su plan de negocio".

Otra fórmula de financiación es la que ofrecen las sociedades de garantía recíproca, recomendadas para aquellas sociedades a las que las entidades financieras no les concedan financiación por su perfil de riesgo. Cattarini, que también probó esta opción, explica que sigue siendo una de las pocas fuentes a la que puede acceder un emprendedor si no tiene patrimonio con el que avalar.

Pero las fórmulas de financiación no terminan aquí. Cada vez son más las entidades que acuden al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), destinado a quien busca expandirse y, a la vez, obtener notoriedad de marca. Y a las incubadoras tecnológicas impulsadas por algunas instituciones en los últimos años, dirigidas a proyectos con un fuerte perfil tecnológico y de I+D, que una vez desarrollados puedan ser comercializados.

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