Pymes y Emprendedores

Cómo pasar de diseñadora de alta costura a empresaria en Nueva York

La diseñadora Elisa Palomino. Foto de Guillermo Lucas.

"No os lancéis directamente a crear una empresa nada más salir de la escuela". Este fue el consejo que la diseñadora y empresaria Elisa Palomino dio a unas 200 personas del mundo de la moda, muchas de ellas estudiantes de diseño, en una conferencia organizada recientemente por la Cámara de Comercio de Valencia.

Según su visión, "ahora los estudiantes son un poco alocados y se lanzan a crear su empresa sin tener un bagaje, y es importante trabajar antes con otros diseñadores, hacer de todo para saber cómo funciona cada cosa y que no te puedan engañar".

También hay maestros en España

Más de uno pensaría que es fácil decirlo después de haber trabajado para Moschino, Galliano, Dior o Roberto Cavalli. La diseñadora valenciana explicó que la experiencia es imprescindible pero no hace falta irse al extranjero a buscar maestros, aunque sí recomendable, sino trabajar para otros y equivocarse "con dinero de los demás".

Con 15 años, Elisa Palomino dibujó en el ático de casa de su abuela una colección de bañadores y la envió a un concurso del Instituto de la Pequeña y Mediana Industria Valenciana (Impiva). Ganó, y empezó a colaborar con el Círculo de Estilistas de Valencia. A los 16 años hizo un curso en Italia y después empezó la carrera de Bellas Artes en Valencia, que abandonó enseguida. "Me parecía todo muy anticuado", arguye. Acertó al irse a estudiar durante cuatro años al Saint Martins College of Art de Londres, dónde completó el máster en Diseño de Moda y coincidió con una generación que ha llegado a lo más alto, con nombres como Alexander McQueen, Antonio Berardi, Hussein Chalayan, Giles Deacon y Matthew Williamson.

Su carrera no deja lugar a dudas sobre el reconocimiento a su talento. Cinco años en Moschino; ocho como directora del estudio de John Galliano en París, colaborando al mismo tiempo en la alta costura de Christian Dior; uno como directora del estudio de Roberto Cavalli, y dos como vicepresidenta de diseño de Diane Von Furstenberg en Nueva York.

"Cuando me llamaron para ir a Estados Unidos no me lo pensé dos veces, porque es un mercado muy distinto del europeo. Lo primero que hicieron fue mandarme un mes a China, donde aprendí el sistema de trabajo y cómo funciona la industria allí". Palomino insiste en que es crucial para quien quiere dirigir una empresa de prêt-à-porter conocer los entresijos del negocio, haber trabajado en diferentes departamentos, no solo en diseño.

Palomino decide crear su empresa cuando se casa con el director de cine alemán Tristan von Christann. Y la crea en Nueva York -aunque la sede social está en Madrid para que fuera española-, a pesar de ser un mercado dominado por una moda uniforme y de precios bajos. Su estilo entre vintage y oriental con colores pastel triunfó en la pasarela donde se presentó, la New York Fashion Week, en febrero de 2010, a la que siguieron las de Roma, Milán y Cibeles, en Madrid, a la que volverá con la temporada otoño-invierno el 22 de febrero.

Con capital propio

Elisa y su esposo deciden crear la empresa en Nueva York conscientes de que aquel es un mercado "mucho más duro" que el europeo y prácticamente sin ayudas públicas que sí ha tenido en Europa. Lo hizo con capital propio y la ayuda de muchos profesionales con los que había tratado en su carrera, entre los que destaca a la directora de Vogue Italia, Franca Sozzani. "Nos abrió las puertas de Italia", afirma.

Tampoco se apoyó en los bancos, sino en la financiación de amigos y proveedores, casi todos italianos. "Nos han apoyado muchísimas empresas en temas de pagos o producción", señala Palomino. "Crear una empresa es un trabajo muy duro, pero muy bonito", concluye.

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