A pesar de que la situación económica del país está en la cuerda floja, como consecuencia de la pérdida de empleo de muchos españoles desde el inicio de la crisis, España sigue siendo atractivo para los inversores extranjeros, que sitúan el país como la séptima economía más solicitada por este colectivo, con una media de 33.743 millones de euros anuales durante los últimos cuatro años, según el estudio Análisis Comparativo del Atractivo de España para la IED (inversión extranjera), realizado por Esade.
Entre las características que eligen a España en esta posición, se encuentran su entorno global favorable para los negocios, infraestructuras, la profesionalidad de sus trabajadores, mercado doméstico dinámico y un entorno que favorece la atracción de talento y las actividades de I+D.
Sin embargo, el país queda en una posición menos ventajosa en el empleo, con una alta tasa de paro, la flexibilidad laboral, la seguridad jurídica y el alto coste de los alquileres de oficinas.