La información es poder. Tener datos de la competencia, de las empresas con las que se trabaja y sobre todo acceso al expediente de la compañía con la que se va a entablar relaciones laborales es vital para que una empresa solvente no se hunda con el nuevo aliado. Para facilitar datos sobre estas compañías araña que cazan a su presa están los registros de morosos.
Muchas entidades financieras utilizan esta información con la finalidad de protegerse contra clientes que no pagan, según señalan desde el Registro de Aceptaciones e Impagados (RAI). Entrar en estas listas es fácil, salir de ellas no tanto, saber prevenir y consultar los datos adecuados puede ayudarle a combatirlos.
Qué datos se solicitan
Los registros de morosos contienen datos de impagos y deudas de sus empresas asociadas o clientes, quienes, además de facilitarles los datos de sus deudores, acceden a la información de morosidad de otras personas para evaluar su solvencia, según la Fundación Eroski.
Desde Informa, empresa especializada en realizar informes comerciales y financieros, señalan que la documentación que suelen solicitar las compañías son datos sobre "los depósitos de cuentas anuales, el registro mercantil, incidencias judiciales de impagos y vinculaciones accionariales o participadas de las empresas", explica Conrado Martínez, director de marketing de Informa D&B.
Las empresas que los solicitan
Normalmente son las grandes empresas las que solicitan este tipo de informes de solvencia y morosidad, "sobre todo el sector de la banca o las aseguradoras", señala Martínez, pero cada vez más "las pymes e incluso los autónomos o particulares consultan estas bases de datos", aclara. Y es que hoy día es muy corriente que hasta un particular que va a entrar en una empresa a trabajar consulte los informes.
"Las empresas de business to business están constantemente conectados a la base, pero los autónomos también prefieren consultarla por prudencia y así ahorrarse algún timo", matiza el responsable.
El impago de una operación comercial suele ser el motivo más frecuente del registro de empresas y particulares en estos ficheros. Desde Iberinform, consultoría del grupo Crédito y Caución, aconsejan que para evitar este mal trago, se incorporen a las políticas de empresa el objetivo de pagar puntualmente a sus proveedores y dejen claras las condiciones de pago en el momento de formalizar la operación comercial y plasmarla por escrito.
Cómo salir de la lista de morosos
Además, es importante determinar claramente todas las cuestiones relacionadas con el pago de la factura como, por ejemplo, la fecha a partir de la cual se computa el plazo, la forma y el instrumento de pago, señalan desde la empresa.
Una vez que ha quedado registrado en el fichero de morosos comienza un largo camino hasta conseguir salir de él. Desde que la empresa le inscriba en el registro, hasta que se entere pueden pasar como máximo 30 días. A partir de ahí y para conseguir salir de la lista negra, el usuario deberá presentar su DNI y el justificante de pago o el pagaré en disputa al registro.
En los diez días siguientes a la presentación del escrito debe recibir alguna contestación, de no ser así, tendrá que acudir a la Agencia de Protección de Datos con una copia de su solicitud para que sea ésta la que curse la reclamación ante la empresa.
Y si no pagan...
Y si lo que quiere es evitar a un moroso, no se fie nada más empezar. Los expertos aconsejan no fiarse de la primera impresión del empresario o el posible comprado. Algunos morosos son especialistas en presentarse como empresarios solventes y buenos pagadores, pero una vez que han conseguido un crédito del proveedor, se transforman en pérfido y dañino, señalan en Iberinform.
Paciencia e insistencia son las claves para conseguir que un moroso le page. Acudir a profesionales de cobros impagados para que estos por medio de acciones legales tomen las medidas oportunas para cobrar la deuda, es la mejor opción llegados a este punto.
Si ni con esas, siempre quedará el famoso cobrador del Frac, que aunque solo sea por vergüenza de que no le vean con el hombre de negro y maletín en mano, el moroso terminará pagando.