Pymes y Emprendedores

Pymes en bolsa: un control férreo a cambio del ansiado dinero para crecer

"¿Salir a bolsa? ¿Yo?" Muchas pymes descartan la posibilidad de cotizar antes de analizar los pros y los contras. Según Enrique Quemada, consejero delegado de One to One Capital Partners, asesor registrado en el MAB, "la mayoría de ellas ni se imaginan que pueden hacerlo".

Quemada ha llevado de la mano hasta el Mercado Alternativo Bursátil (el MAB, la bolsa para pymes española) a Medcomtech, Nostrum y Negocio, tres de las diez empresas que cotizan en él por ahora. Serán once a partir de mañana, cuando debutará Eurona Telecom.

En un momento en el que las entidades financieras dan créditos con cuentagotas, ésta puede ser una opción para las pymes que quieran crecer. No olvidemos que la misión esencial de la bolsa es poner en contacto a los inversores con las empresas que buscan dinero.

Buenas razones

Entre las principales ventajas de salir a bolsa está la campaña de publicidad que supone. Una empresa pasa de ser desconocida a captar la atención de los medios y, por tanto, la de los inversores. Una inyección de prestigio que atrae a los clientes, acelera las ventas y abulta la facturación, en ocasiones con gran rapidez.

Lo sabe bien Joshua Novick, fundador de Antevenio, compañía especializada en publicidad online que fue la primera española de Internet en cotizar. Lo hace en el Alternext (mercado para pymes) de París desde 2007. "Los periódicos empezaron a hablar de nosotros, lo que nos dio mucha visibilidad. Nuestros ingresos pasaron de ocho a 20 millones de euros en tres años", explica este empresario. El salto a la bolsa de Antevenio le dio la liquidez que necesitaba para comprar hasta cinco empresas.

Según Enrique Quemada, la facturación de los grupos más pequeños puede dispararse muy rápidamente. "En empresas que facturan entre 10 y 20 millones de euros, la cifra crece de una forma bárbara, puede doblarse en dos años".

El precio de cotizar

¿Qué requisitos son imprescindibles para cotizar en el MAB? En primer lugar, la empresa necesita movilizar un capital de al menos dos millones de euros. Ése es el valor mínimo que deben tener las acciones objeto de la oferta. Un requisito que, según recuerda Cristina Cruz, profesora de de Gestión Emprendedora y Empresa Familiar en el IE Business School, excluye a muchas empresas.

Para las más pequeñas, la bolsa no es adecuada. Tal y como explica Oriol Tey, gerente de Everis business consulting, mientras que los business angels suelen entrar en la fase inicial de los negocios aportando cantidades inferiores al millón de euros, el capital riesgo y el MAB "están indicados para empresas más maduras, que requieran una entrada de capital mayor para expandirse, financiar la innovación y, en definitiva, contar con más recursos".

Exigencias

La empresa que desee cotizar en el MAB debe contratar a un asesor registrado -que se encargará de hacer la colocación del capital- y a un proveedor de liquidez -que asegura que, cuando un accionista quiera vender sus títulos, tendrá comprador-. El coste de hacerlo puede rondar el 15% de la cantidad que se saca a cotizar, según Oriol Tey. Es decir, si se sacan dos millones de euros, los costes ascenderían a 300.000 euros.

Las compañías deben pasar un examen exhaustivo: "Son analizadas por un banco de inversión, por un asesor registrado, por un despacho de abogados, por la propia bolsa... tienen que hacer un road show antes de que les permitan cotizar", dice Quemada.

La compañía pasa a ser cien por cien transparente. "Toda la información de la compañía, cuando pasa a cotizar en MAB, es pública y accesible a traves de la página web del MAB. No sólo el folleto informativo, sino todos los hechos relevantes de la compañía y sus informes semestrales, muy parecido a lo que ocurre en el mercado continuo".

Cristina Cruz, del IE Business School, considera que ese control es positivo, ya que obliga a profesionalizarse. Y comenta otra ventaja que afecta a las empresas familiares (es decir, a 85 de cada cien compañías españolas): "En ocasiones, algún miembro de la familia quiere vender su participación, pero la compañía no es líquida, lo que dificulta la venta. La salida a bolsa aporta esa liquidez. Y la valoración ya no la deciden ellos, sino el mercado".

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