
La naturaleza una vez más da lecciones a los seres humanos. Observando los movimientos de la Tierra y sobre todo de los animales, se pueden aprender grandes lecciones, incluso extrapolables a la comunidad y al mundo de la empresa. Los científicos se dieron cuenta de esto hace tiempo y mientras la conducta de las hormigas y las abejas es utilizada para programar ordenadores y robots, el movimiento de los peces es emulado por los submarinos.
British Telecom está llevando a cabo investigaciones basadas en este tipo de colectivos para desarrollar redes de telecomunicaciones en el campo de la voz, la imagen o el sonido que sean capaces de administrarse solas sin necesidad de la intervención humana.
Aprendiendo de los animales
Pero más allá de inspirarse en su forma de actuar con fines tecnológicos, los grupos de animales pueden enseñar a los equipos a gestionarse y a sus jefes a saber ejercer su liderazgo. Por ejemplo, en una colonia de hormigas cada una se mueve teniendo en cuenta a la de al lado consciente de cuál es su misión. El conocimiento de su empresa es tan amplio que en caso de que una de ellas desaparezca, la cadena de producción sigue adelante.
Pero la grandeza de estos insectos no está en la unidad, sino en el grupo. "Las hormigas no son inteligentes, pero las colonias sí lo son", explica Déborah M. Gordon, bióloga de la Universidad de Stanford. La teoría, por tanto, de que la unión hace la fuerza se cumpliría en este caso. "Una de las claves de una colonia de hormigas es que no hay nadie al mando.
No hay generales, ni capataces. Incluso un grupo de medio millón de hormigas funcionaría perfectamente sin que nadie la dirigiese", señala Peter Miller en la revista National Geographic. Esto se puede trasladar al entorno de los equipos de alto rendimiento que crean las empresas y donde la coordinación y la definición del papel que juega cada uno es vital para el buen funcionamiento de la organización.
La observación de las hormigas llevó al experto en matemáticas Marco Dorigo a extrapolar este comportamiento para resolver problemas como las rutas de los camiones o los horarios de una compañía aérea.
Las teorías basadas en el estudio de las agrupaciones animales han proporcionado herramientas para la investigación y la empresa. En el caso de las bandadas de pájaros o los bancos de peces, normalmente se concentran en un grupo muy numeroso para hacer fuerza y sobre todo para defender de un agente externo.
Liderar o gobernar
"El rendimiento de una organización está íntimamente relacionado con las formas de interacción de los equipos que la componen", señala Ken O´Donnell, consultor internacional en su obra Valores humanos en la empresa. Y es que "la esencia del trabajo en equipo radica en el entendimiento de la dinámica de las relaciones humanas y la forma como nos tratemos", aclara.
Aunque en un enjambre de abejas, una colonia de hormigas o una bandada de pájaros sea difícil distinguir al líder, lo cierto es que en otras comunidades, como en la de los leones o elefantes, se sabe perfectamente cuál es el animal que lidera. Pero que se distinga perfectamente a la cabeza pensante no tiene por qué ser síntoma de liderazgo o fortaleza de la manada-compañía. Esto pasa en el mundo animal y en el de la empresa.
El papel del líder
Como el mago Merlín le contestó a su discípulo Arturo, "el caballo al que sigue la manada es el líder, es decir, el que la dirigue, la protege y vela por su seguridad, y siempre tiene que dar un 1 por ciento más que el resto. Ese punto de más es lo que le diferencia entre ganar y perder, entre vivir o morir", cuenta la historia. Y mientras ése es el papel del líder, el del gobernante (es decir, la cabeza visible) "es cargar con la responsabilidad de todo el pueblo. Tiene que ser un hombre virtuoso, con valores, principios y carácter", explicaba el mago.
Las bandadas de pájaros, por ejemplo, no tienen un gobernante que las guíe. Y es que observar a las aves de al lado o a los trabajadores con los que se comparte oficina es en muchas ocasiones suficiente para saber cómo actuar.
"Cada ave presta atención a la que tiene al lado y sigue unas reglas sencillas mientras se arremolinan en el cielo", explican los especialistas. El siguiente paso en el estudio de los comportamientos complejos de estos colectivos será su utilización para la robótica.