
TELEFONOS DE MEXIC
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Cuando la revista Forbes colocó el pasado marzo al magnate Carlos Slim en la segunda posición de la lista que incluye a los hombres más adinerados del mundo, éste afirmó en una rueda de prensa: "No tengo ambición de superar a nadie".
Lo quiera o no el mexicano, cuatro meses más tarde ha sobrepasado a todos. Ahora, según la última edición de la prestigiosa publicación estadounidense Fortune, Slim es ya el hombre más rico del mundo con una fortuna estimada en 59.000 millones de dólares.
Este multimillonario irrumpe entre los personajes más acaudalados del planeta, procedente de un país emergente donde 40 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza, gracias a la forma en que los políticos mexicanos han protegido su retahíla de monopolios. La clave para entender el imperio de Slim reside en cómo el Estado mexicano ha privatizado sus compañías, sin abrir el mercado a la competencia.
Ayuda de la clase política
Así, los mandatarios de una nación todavía pobre han olvidado el bolsillo de los mexicanos para beneficiar al todopoderoso Slim. Como decía un blogger en Internet, "en algún momento, el dinero que hoy forma parte de su fortuna pasó por nuestras manos".
Carlos Slim ha demostrado ser un ambicioso jugador que no ha dudado en apostar duro para hacerse con la propiedad de casi todo México. Aunque, claro, no es difícil ponerlo todo a una carta cuando el jugador se sabe respaldado por los responsables del casino. La sombra de Slim ha crecido alimentada por sus conexiones políticas, llegando a cubrir el país entero.
Debido a éstas, el magnate ha podido desarrollar una de las líneas maestras de su estrategia empresarial: adquirir compañía con una posición dominante en el mercado y erradicar la competencia, hasta el punto en el que la fortuna de Slim representa más de un tercio del principal índice bursátil mexicano y un 7 por ciento de la producción nacional. Slim es ahora una fuerza comparable al tamaño del Estado mexicano.
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Así, pese a sus excelsas habilidades empresariales, Carlos Slim no destaca por ser tan buen operador empresarial como político. La historia de su ascendencia al poder ha venido marcada por sus relaciones con los presidentes del Gobierno de turno. En especial con su primer mandatario amigo, el controvertido Carlos Salinas de Gortari, quien abandonó el país después de que su hermano Raúl fuese acusado de tráfico de influencias y falsificación de documentos.
Educado en Harvard, Salinas ascendió al poder en 1988 y se empeñó en modernizar la economía a fuerza de privatizaciones. Durante su mandato, cientos de compañías estatales fueron subastadas. México pasó de tener dos billonarios en la lista de Forbes a un total de 24, y el más rico de todos hacia el final de este período ya era Carlos Slim.
Con Salinas de presidente, salió a la venta el principal monopolio de Slim, la telefonía. Cuando se puso en el mercado a Teléfonos de México (Telmex), la compañía de telecomunicaciones considerada la gallina de los huevos de oro del imperio del magnate, éste ya tenía una fuerte posición de liquidez en bolsa.
Junto a las grandes compañías ya adquiridas durante la crisis de principios de los 80, el empresario había sabido aprovechar muy bien la rentabilidad que le proporcionaba gestionar la deuda pública que emitía el Gobierno a través de la bolsa durante esa época de vacas flacas, ya que él se había convertido en uno de los operadores, al tiempo que compraba acciones a muy bajo precio.
Sin rival
De tal forma que cuando comienza la recuperación económica y sale a la venta Telmex, Slim ya se encontraba en una posición muy ventajosa. Su amistad con Salinas de Gortari hizo el resto, según reprochan aún algunos miembros de la oferta competidora.
Aliado con France Télécom y Southwestern Bell en la puja por Telmex, Slim batió a uno de sus amigos, Roberto Hernández, quien sugirió en su momento que el proceso estaba amañado. Y desde entonces nadie se ha atrevido a contestar el poder de Slim, que sólo va en aumento, anexionándose monopolios a su paso.
El Estado sigue privatizando, pero nunca abre los mercados. Con la llegada de las nuevas tecnologías, Carlos Slim traslada su control al mercado de móviles. Mientras, el Congreso elimina cualquier legislación que amenace los intereses del magnate, y los medios mantienen un escandaloso silencio, dado que Slim es el principal suministrador de los ingresos por publicidad del país.
Dueño de casi todo México
Slim ha conseguido así una "enorme fortaleza" en el mercado interno, de donde obtiene casi el 90% de sus ingresos. De tal manera que es muy difícil vivir en México y no dar un peso (moneda local) a alguna de sus empresas.
El Grupo Carso es uno de los conglomerados más grandes de América Latina, con negocios de restaurantes y centros comerciales, construcción, infraestructura, cigarros, servicios inmobiliarios, financieros, y manufactura. Varios de los negocios de Grupo Carso tienen a su vez una posición de liderazgo en sus respectivos mercados. Además, posee el 95% del mercado de telefonía fija, y cerca del 80% de la celular, a través de Telmex y Telcel.
Pero detrás de este entramado empresarial están los esfuerzos de los mexicanos de a pie. Un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) deja claro que México es uno de los países del mundo con tarifas telefónicas más caras, lo que ralentiza su desarrollo. La mayor fortuna del mundo tiene sus raíces en unas tierras donde la renta per cápita de sus habitantes sólo ronda los 7.000 dólares.
Sin embargo, el cambio de actitud hacia este hecho ya se empieza a oler en el ambiente. El actual presidente de México, Felipe Calderón, parece haberse dado cuenta del poder acumulado por el magnate. Según fuentes próximas al dirigente, Calderón ha intentado convencer a Slim, en las reuniones que mantienen entre bambalinas, para que ceda y acepte más competencia. Pero muchos creen que nada sucederá en este sentido hasta que Slim desaparezca del mapa y sean sus hijos quienes tomen el control.
Un valor seguro
Un alza entre marzo y junio del 27 por ciento del valor de las acciones de América Móvil hizo que Slim superara en 8.600 millones de dólares a Bill Gates -que hasta ahora ocupaba el primer puesto con una fortuna que alcanza los 58.000 millones de dólares, según Fortune-. Esta ganancia en bolsa, que lo ha convertido en el hombre más rico del mundo, ha sido el leiv-motiv de su exitosa carrera.
"Tradicionalmente, Carlos Slim ha podido sobrevender mucho de lo que pensaba adeudar, porque todo el mundo sabe que si compra con Slim tiene posibilidades de ganar plata", señaló a elEconomista Celso Garrido, jefe del área de Empresas, Finanzas e Innovación de la Universidad Autónoma de México y estudioso del magnate.
"Las acciones de Slim tienen el atractivo de invertir al lado de un hombre muy exitoso" explica el asesor financiero Rafael Urquia de la casa de Bolsa Banamex, de Citigroup. O lo que es lo mismo, "dinero llama a dinero".
Y es que la solidez del Grupo Carso, la compañía que agrupa a las múltiples empresas de Slim, le ha convertido ahora "en un valor seguro". Cuando compró Telmex en la década de los 80, recuperó prácticamente la inversión que realizó con la emisión de acciones. Slim siempre genera mucha expectativas entre los inversores, lo que le permite recuperar su dinero rápidamente. Si compra unos terrenos, el valor de éstos sube cual espuma, como si de un Rey Midas se tratase. Además, cuando inicia una nueva aventura "apuesta todo lo que tiene", explica Garrido.
Olfato para las oportunidades
La combinación de fuerte disponibilidad de liquidez, elección de empresas en posición de dominio de mercado y connivencia gubernamental, hace que sea difícil disputarle algo a Slim. Nadie tose al dueño de todos los monopolios de México.
Además, señala el profesor Garrido, "no hay que menospreciar que posee un magnífico olfato para detectar oportunidades. Las compañías que elige son aquellas con rápidas posibilidades de expansión y de liquidez para realizar nuevas adquisiciones". De hecho, así comenzó la enorme expansión de su imperio.
Esta perspicacia se une a una gestión muy eficaz, que le lleva a sacrificar todo en aras de la rentabilidad. Sus compañías se muestran siempre relativamente frugales, incluso durante tiempos de bonanza. Sus gestores son considerados muy eficientes, de manera que Slim nunca tiene que recurrir a sinergias para explotar el potencial de las compañías que adquiere.
La clave del éxito
Ahora, a sus 67 años, este mexicano hijo de inmigrantes libaneses y profundamente católico, aparentemente se ha ido retirando de su actividad y ha ido delegando en sus tres hijos, tras sufrir un infarto al corazón. Pero este retiro parece ser más un juego de estrategia. En opinión de muchos, Carlos Slim, es en realidad el cerebro detrás de las importantes jugadas.
¿Su receta? Ningún delirio de grandeza, más bien una gestión de buen jefe de familia. "Estructuras simples, organigramas con niveles mínimos de jerarquía, mantener la austeridad en los momentos de prosperidad permite capitalizar, acelera el desarrollo, y evita ajustes drásticos en períodos de vacas flacas", se explica en el manual del Grupo Carso.
"Carlos Slim ha tenido un año fantástico. No estamos sorprendidos de que haya aumentado su riqueza, lo que sí nos ha sorprendido es que lo haya hecho de este modo tan espectacular", dijo Lea Goldman, especialista para América Latina de Forbes. A la salud de los mexicanos.
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