Dicen los expertos en pedagogía y aprendizaje de las lenguas vernáculas que los escolares más jóvenes son los que con mayor facilidad aprenden un idioma. Pero, ¿dónde se sitúa esa barrera de edad? Ésa es la pregunta para la que Natalia Perarnau, filóloga inglesa de formación y profesora de inglés, diseñó un método de aprendizaje con el que dar una vuelta de tuerca a los sistemas tradicionales. "Yo tenía una academia de inglés y llegó un día que se dieron dos circunstancias: por un lado, que observé la frustración de la gente que no aprendía y, por otro, que eso coincidió con mi maternidad".
Uniendo ambos conceptos dio con una solución que transformó en idea de negocio: clases de inglés para bebés. "Realmente es para niños en edades tempranas, porque el método también se aplica hasta los 12 años, aunque no admitimos a ninguno que no haya empezado (con las clases) antes de los 8", matiza. Hasta aquí ninguna novedad con respecto a otras academias enfocadas a la enseñanza de idiomas para el público infantil. El factor diferenciador fue la edad mínima: "Los alumnos pueden matricularse a partir de un año de vida".
¿Se trata de una fórmula de marketing para captar nuevos nichos de clientes o es realmente un método pedagógico efectivo? Perarnau defiende que "está demostrado que los niños tienen mucha capacidad de aprender a edades tempranas. El inglés tradicionalmente se enseña de forma fragmentada, por paquetes de contenidos. Nosotros no lo fragmentamos, porque los niños pequeños lo aprenden de la forma más natural posible". En un primer momento la estrategia de Perarnau no era desarrollar un modelo de negocio propio en torno a esta idea, sino "crear una metodología que licenciábamos a escuelas ya existentes". Es decir, que se trataba de "diseñar un método de aprendizaje para niños pequeños a partir de un año de edad".
Con el tiempo, descubrió que este sistema podía convertirse en un negocio propio y fue entonces cuando se lanzó a crear una red de academias dirigidas a este público. "Fue complicado al principio. A la gente le chocaba lo de las clases de inglés para niños tan pequeños. Pero también porque nosotros somos de Manresa, que es una ciudad pequeña, y cuesta introducir novedades así". Sin embargo, una vez iniciado el primer curso, no hubo marcha atrás. "El boca a boca funcionó muy bien y los padres que matricularon a sus hijos fueron hablando de nosotros. Así empezamos a crecer y a recibir solicitudes".
De pequeño a mediano
En la actualidad, Kid&Us cuenta con más de 45 escuelas repartidas por toda España, de las cuales tan sólo cuatro son propias. "Nuestro modelo de crecimiento se basa en la franquicia", explica Perarnau, cuya compañía se encuentra en un punto "donde pasas de ser pequeño a mediano. A medida que vas creciendo llegas a una situación en la que tienes que digerir muchas cosas. Nosotros este año hemos tenido que reorganizarnos".
El grupo se encuentra a la expectativa de dar el salto internacional y exportar su modelo de academia de idiomas a otros países. "Es algo que venimos barajando", comenta la creadora de Kid&Us. De momento, lo más inmediato pasa por consolidar su presencia en España a través de una fase de crecimiento "en la que, sin ser proactivos, estamos recibiendo solicitudes de adhesión". El reto, alcanzar los 8.000 alumnos.