
La Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) es, con permiso de Fomento del Trabajo, en Cataluña, la organización empresarial más antigua de España, más que la CEOE, incluso. Se fundó en el año 1956... y hasta ahora.
Ya han atravesado el medio siglo y hoy cuentan con 3.000 asociados, directivos de empresa de todo el país. Son un buen barómetro de cómo respiran las compañías, qué expectativas tienen de cara al futuro y qué recetas e ideas nuevas están aplicando para salir de la crisis. Y qué mejor interlocutor que Enrique Sánchez de León, alguien que conoce todos los entresijos de la veterana institución: 15 años trabajando en ella, de los que siete lleva siendo su director general.
Le entrevistamos a pocas semanas de celebrar el primer congreso anual de la asociación, un evento que esperan institucionalizar. Abordarán todos los temas de interés: desde grandes tendencias de gestión hasta los retos de la competitividad de la empresa, pasando por, cómo no, los caminos de la reactivación.
Supongo que los directivos que salgan indemnes de esta crisis no se parecerán en nada a los de hace cuatro años... ¿cómo se los imagina?
Creo que habrá una vuelta a lo básico, a una forma de hacer negocios no tan alocada y a una mayor medición de los riesgos. En la época de auge inmobiliario hubo mucha empresa que diversificó, que dejó de hacer lo que siempre hacía y se lanzó a ese negocio.
¿Y los empleados? ¿Qué candidatos demandarán las empresas post crisis?
Está ocurriendo que las plantillas están, en general, muy desmotivadas. Hay que pensar que en muchas empresas se han tenido que acometer reducciones de empleo. En este campo, en el de la gestión de recursos humanos, los directivos tienen una tarea difícil de acometer. Y en cuanto al perfil de los candidatos, yo diría que por ejemplo el tema de los idiomas se da más que descontado, así como el nivel de formación suficiente, claro. Pero más allá de eso, las empresas están poniendo el acento en el compromiso. Quieren a empleados que se adhieran, que se identifiquen con la identidad de la empresa. Y que sean creativos, innovadores y con capacidad de trabajar en equipo.
Pero son conscientes estos mismos directivos de que las nuevas generaciones buscan también conciliar la vida laboral con la personal, y esas cosas...
Sí, sí. Buscan más tiempo libre. No están dispuestos a asumir el trabajo de "sangre, sudor y lágrimas" de nuestra generación.
Quizá se ha pasado de un extremo a otro... De hecho, estamos ante una generación de ejecutivos para la que el concepto crisis es algo nuevo.
Sí, en efecto. Nunca habían lidiado con una crisis, porque se han incorporado a las empresas en los últimos 18 años. Yo reconozco que es un tema que me preocupa, sobre todo con respecto a nuestros hijos porque les hemos acostumbrados a vivir en el mundo de los derechos y no en el de los deberes. En la época de abundancia, los jóvenes se han acostumbrado a tenerlo todo, hasta el punto de que leí en alguna parte que un joven ejecutivo había rechazado un puesto de trabajo... ¡porque no le gustaba el coche de empresa!
Con la crisis parece que han pasado de moda estos conceptos precisamente de conciliación, responsabilidad social corporativa ...
Es que se puede pensar más en esos temas cuando sobra el dinero, como sucedía antes. Pero no creo que sea cuestión de moda. En los ochenta, el concepto just in time (minimizar riesgos de stock y de tiempos de espera) se puso de moda, pero llegó para quedarse, ahora nadie habla de ello pero se considera algo habitual. Ahora quizá parece que han decaído, pero ya han impregnado el ADN de la empresa.
No cree, por tanto, que hayan caído en el olvido...
No tengo la más mínima duda. Es más, en temas de conciliación hay requerimientos legales que cumplir. En lo que a Responsabilidad Social Corporativa se refiere, no estoy tan seguro de que sea positivo que se imponga por ley. Y en cualquier caso, lo que sí tenemos ya son instrumentos de medición que demuestran los efectos positivos de aplicar políticas de RSC en la empresa.
En el programa del congreso, figura una ponencia dedicada a China... ¿es el nuevo El Dorado para nuestros empresarios?
En los próximos cinco o diez años, China y los empresarios chicos nos van a arrollar. Yo lo considero la próxima gran revolución mundial. Y hay que olvidarse de que es un país de mano de obra barata y poco cualificada. De las universidades chinas salen cuatro millones de ingenieros cada año. Por no hablar de la conciencia colectiva del pueblo, que no viene del comunismo, hunde sus raíces en el confucionismo. Es algo que no tenemos en Occidente. Se mueven en una dirección, renunciando muchas veces a su propio individualismo.
¿Y cómo luchar contra algo así? ¿Cómo se puede competir?
Con mucha innovación, con productos diferenciales. Y, sobre todo, aumentando nuestra productividad, que es de las más bajas no ya de Europa, sino del mundo.