
A Pocoyó (Zinkia) y los muñequitos de Imaginarium se les están uniendo nuevos amigos en la bolsa para pymes o mejor dicho, el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Gowex ha saltado esta semana al parqué, Medcomtech lo hará en una semana y Euroespes y AB-Biotics están en capilla. Pero la cosa no quedará ahí.
Después de dos años de rodaje y hasta ahora con escaso éxito, esta bolsa pensada para que coticen empresas pequeñas, podría acoger a una decena de ellas a finales de este año. Además, otras 70 empresas podrían estar considerándolo e incorporarse en los próximos años, de entre, quizá, un mercado potencial de unas 5.000 empresas.
Pero para que muchas se decidan a dar el paso, algunas comunidades autónomas está aprobando incentivos para que el salto a la cotización no sea mortal. La Comunidad de Madrid acaba de anunciar un montante para 2010 de 480.000 euros en ayudas de hasta 80.000 euros por empresa para subvencionar hasta el 50% de los gastos para estrenarse en el parqué. A lo que se suma una deducción del 20% para los inversores que apuesten por empresas madrileñas del MAB y mantengan esa inversión al menos dos años. Esto se suma a las iniciativas de Galicia, que fue la pionera, y Cataluña, a las que se unirán Murcia y a medio plazo País Vasco, Extremadura, Valencia y Andalucía.
Capital mínimo
Pero vayamos por partes. Para que una pyme pueda cotizar en el MAB necesita movilizar un capital mínimo de 2 millones de euros para colocar en el mercado. Además, tiene que contratar a un asesor registrado y un proveedor de liquidez. El primero se encargará de hacer la colocación del capital; mientras que el segundo, de asegurar la liquidez, es decir, que si un inversor quiere vender sus acciones, Caja Madrid, por ejemplo, le asegura que tendrá comprador.
Cumplir con estas dos obligaciones puede suponer un desembolso de unos 300.000 euros, aunque como explica Luis Soler, gerente de Everis, representa un porcentaje entre el 4 y el 8% del capital potencial que se capturará en mercado.
Es decir, estamos hablando de que si una pyme se gasta esa cantidad en el asesor y el banco colocador, puede prever una recuperación de capital en el entorno de los 20 millones de euros, desde el momento en que sale a cotizar. Dinero que podrá emplear para crecer: salir al exterior, innovar, crear un nuevo producto, abrir nuevas sedes, investigar...
Perspectivas de crecimiento
Y es que el MAB está pensado para "compañías con perspectivas de crecimiento, principalmente en sectores tecnológicos e innovadores, en general; no tiene sentido para empresas conservadoras", explica Eduard Saura, socio director de Accuracy. Estas cifras, perfil de compañía, y el hecho de que tenga que tener muy claros los próximos cuatro o cinco años, con un plan estratégico muy bien pensado, limitan en gran parte la entrada de muchos candidatos en el MAB.
Además, hasta ahora las ayudas han sido más bien escasas. Hay que pensar que con 13 años de vida, el AIM de la city londinense, con 1.300 pymes, permite al inversor deducirse hasta el 75% de las plusvalías si la inversión se mantiene durante dos años mínimos. El Alternex francés, con más de un centenar de empresas registradas, también cuenta con incentivos: un 25% aproximado de deducción por lo invertido durante cinco años.
Ritmo lento, pero seguro
¿Cómo andan las cosas en España? A ritmo lento pero seguro. Galicia rompió el hielo con una subvención a fondo perdido por la mitad del importe gastado en consultoría o asistencia técnica. Madrid tiene una ayuda similar por la que financia hasta un máximo de 80.000 euros de los gastos que conlleva la salida al parqué.
Y Murcia, en este capítulo, está pendiente de aprobar una subvención a fondo perdido de hasta el 45% de los gastos que conlleva todo el proceso: hasta 7.000 euros para sondear las condiciones mínimas de partida, hasta 70.000 para la preparación para el acceso definitivo y hasta 6.000 para la presentación a inversores y colocación.
En otro capítulo aparte se sitúan los incentivos fiscales a inversores. En este campo, Cataluña fue la pionera al establecer una deducción del 20% de las cantidades invertidas en la adquisición de acciones de sociedades con domicilio fiscal en Cataluña, con un importe máximo de 10.000 euros. Y Madrid, como vemos, está a punto de seguirle.