
Puede parecer que el acceso a la financiación es el principal quebradero de cabeza para las pymes. De hecho, lo es. Pero según cuentan desde distintas cámaras de comercio, hay una duda que sigue reinando en los futuros empresarios de este país: la forma jurídica más adecuada para constituir una empresa.
Vayamos por partes. Los últimos datos disponibles por parte del Instituto Nacional de Estadística nos recuerdan que España, aparte de ser un país de pymes, es también territorio de sociedades limitadas.
De las 6.397 sociedades mercantiles creadas en diciembre de 2009, el 98,9% fueron limitadas y el 1% anónimas, mientras que de las 3.030 sociedades que ampliaron capital, el 89,8% fueron limitadas y el 10,2% anónimas. Sociedad Limitada (SL), Sociedad Limitada Nueva Empresa (SLNE), Sociedad Anónima (SA)... ¿Cuál escoger?
Comunidad de bienes
Álvaro Cuesta, el actual secretario general de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid, empezó su trayectoria empresarial con una forma jurídica poco habitual -la comunidad de bienes- y con una inversión inicial de 60 euros. "Es una fórmula ideal si no tienes recursos", dice.
Lo hizo con otros dos compañeros de carrera que aportaron la misma cantidad de dinero y montaron una consultora de nuevas tecnologías. Y en cuanto consiguieron los primeros clientes se constituyeron como SL. "Sigue siendo la fórmula idónea para las empresas que empiezan. La SA sólo sirve para las inversiones iniciales muy altas. Y no se tarda tanto en constituirla. Que no se asusten tanto por la burocracia", recomienda.
Por su experiencia como abogado, no muestra su devoción por la SLNE, una forma jurídica creada hace apenas unos años. El objetivo era que los autónomos se constituyeran en sociedad -sin arriesgar, por tanto, su patrimonio personal- y unos trámites mucho más ágiles que los de una SL. "Pero no aporta tantas ventajas y te limita en cuanto a la denominación social (obliga a incluir el nombre del empresario). Es más, creo que en el mercado este tipo de sociedad no se concibe como empresa estable, no tiene buena imagen".
SL, la mejor opción
Juan Manuel Ferrer dirige MTP Métodos y Tecnología, una empresa de ingeniería de software. Explica que constituirse como SL fue la mejor opción, pues "no impone barreras a nuestra actividad en ningún aspecto".
Es consciente de la burocracia y los trámites sobre los cuales "la Administración Pública debería hacer un esfuerzo para agilizar y facilitar a los emprendedores la creación y la puesta en marcha de sus empresas. Según están las cosas, todos los avances que se emprendan en este sentido resultan insuficientes a la hora de allanar el camino en la creación de una empresa".
La agencia de publicidad digital 101, encabezada por Gustavo Entrala y Carlos García-Hoz, también es una SL. La flexibilidad y rapidez para poner en marcha la empresa fue el factor que los motivó a erigirse como SL, aseguró Entrala, quien también consideró que el principal obstáculo para echarse al ruedo empresarial fue "el miedo a perder la seguridad de nuestros trabajos anteriores. A mí me costó casi dos años decidirme, pero tener tu propia empresa y ser tu propio jefe es un placer único. Lo pasas mal y sufres mucho, pero cuando tienes éxito, el nivel de disfrute es impresionante".
Patricio Rodríguez-Carmona compagina su cargo como presidente de los jóvenes empresarios españoles con el comercio textil. Aunque es partidario de debutar con una SL -"requiere poco capital social y las cuentas son fáciles de gestionar"-, él lo hizo con una sociedad anónima. "Porque tenía socios y porque me permitían un desembolso escalonado, en especie... me interesó hacerlo así", dice.
Plazos inevitables
Rodríguez-Carmona aporta algunas ideas para mejorar los trámites. "Habría que hacer sólo un tipo de SL, y tener una bolsa de nombres disponibles, uno de los aspectos que más retrasan. Es cierto que las ventanillas únicas funcionan, pero los plazos y la visita al notario no te los quita nadie. Y eso si no tienes que entrar en materia de licencias", comenta.
Idóneas son las SL, dice Joan Ribaudí, quien junto con Jordi Castells fundó Raona, una limitada de tecnologías de la información. "Optamos por una personalidad jurídica sencilla y que no nos exigiera un esfuerzo administrativo que nos desviara de nuestra actividad. Y la SL es una figura ideal para los emprendedores que ponen en marcha su proyecto empresarial" dice Ribaudí, quien también recomienda "contar siempre con un buen asesor".
Su experiencia le permite aseverar que "contra la creencia general de que los comienzos siempre son duros, creo que resulta tanto o más complicado mantenerse y crecer. Sobre todo en un mercado tan competitivo como el tecnológico".
Ante esto, Ribaudí afirma que "la personalidad jurídica (SL) que mantenemos es la más conveniente para nuestro modelo de empresa. Si llegado el momento se considera que es necesario modificarla, será sólo porque es necesario para continuar avanzando en nuestro proyecto empresarial".