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Los productos ecológicos arrasan en el mercado

Los productos ecológicos mueven ya 10.000 millones al año. Foto: Archivo
Superada la crisis de las hamburguesas XXL que hace unos meses sentó a Burger King en el banquillo de los acusados, está claro que aunque a muchos les encanten las calorías y los hidratos de carbono que rebosan de los menús de los gigantes del fast food, otro sector de la población cada vez se decanta más por productos sanos, cultivados de forma natural y sin ningún tratamiento químico.

Se trata de los productos ecológicos, un sector que mueve más de 10.000 millones de euros anuales sólo en la Unión Europea y que en nuestro país ha multiplicado su presencia por más de 200 desde 1991, año en que se empezaron a contabilizar los datos de este tipo de cultivos.

Príncipe Carlos

Estas cifras no han pasado desapercibidas ni para el mismo Príncipe Carlos de Inglaterra, que ha decidido tomar cartas en este sector con la puesta en marcha de su propia marca de ecológicos: Duchy Original. Pero dejemos los kilts a un lado y volvamos a España: aquí, según el Ministerio de Agricultura, los alimentos ecológicos son aquellos que "excluyen el uso, tanto en la agricultura como en la ganadería, de productos químicos como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos... con el objetivo de preservar el medio ambiente y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales".

Y es que con tanta comida prefabricada y tanto potingue artificial -¿alguien llegó a probar aquel refresco que se hacía con polvos de colores?- dentro de unos años quizás no nos extrañemos si en el hueso del muslo de pollo que nos estemos comiendo pueda leerse made in Taiwan.

'Lo verde' está de moda

No obstante, los extremos nunca han sido buenos, y en la otra punta de las tendencias alimentarias está la también peligrosa ortorexia, es decir, esa obsesión por lo sano y natural que ha traído por la calle de la amargura a más de una celebrity hollywoodiense.

Aprovechando estas nuevas tendencias, los alimentos ecológicos se han convertido en una nuevo filón para el sector primario, en el que ya son muchos los productores que ante la dificultad para competir con las grandes empresas, prefieren hacer una apuesta por el medio ambiente y centrar su producción en la agricultura ecológica. Producen menos, pero también venden más caro.

Aunque es una actividad relativamente nueva en España -la primera regulación del sector se hizo en el año 1989- sus orígenes se remontan a los años 20 del siglo pasado, cuando Rudolf Steiner centró sus estudios en el desarrollo de la agricultura biodinámica, una combinación de ciencia, filosofía y espiritualidad aplicadas al sector primario.

Nuevo enfoque

Este nuevo enfoque de la producción quedó estancado tras la segunda mundial, cuando el hambre de millones de personas en Europa obligó a poner en marcha unos mecanismos de producción masiva para abastecer a la población.

Pero por fin llegaron tiempos mejores, y mientras Led Zeppelin se marcaba un Stairway to heaven que ponía los pelos de punta a toda una generación y el espíritu ecológico llenaba las calles; en los años 60 y 70 la producción ecológica volvió a surgir como alternativa a una alimentación más bien poco saludable. Desde entonces, el crecimiento ha sido imparable, también en España: si en 1991 sólo había en nuestro país 346 productores dedicados a cultivos ecológicos, en 2006 alcanzaron la cifra de 17.214, un 9,7 por ciento más que en el año anterior.

La superficie dedicada a esta actividad también es un buen ejemplo de su evolución: si hace poco más de 15 años sólo 4.235 hectáreas se dedicaban a la agricultura ecológica, en 2006 el terreno utilizado en el sector era de 926.390 hectáreas.

Qué productos son ecológicos

¿Pero qué productos de los que hay en el mercado son ecológicos? Hoy en día se puede encontrar de casi todo cultivado de forma natural, desde pollo hasta patatas, pasando por vino, aceite, miel e incluso caracoles, aunque los cereales y legumbres concentran más de la mitad de la producción ecológica española. Eso sí, debe saber que en este sector, como todo en el país del Lazarillo, también le pueden meter gato por liebre.

Muchas veces se puede encontrar con artículos en los lineales de los supermercados que aunque se vendan como ecológicos, no lo sean. ¿Cómo saberlo? Para esto se creó en el año 2000 un logotipo que verifica la autenticidad del alimento. La leyenda "Agricultura Ecológica Sistema de Control CE" indica que el alimento ha pasado los controles necesarios.

¿Y quién hace estos controles?
La mayoría de las veces los realizan organismos dependientes de la diferentes comunidades autónomas -consejos o comités de agricultura ecológica comarcales o regionales-, aunque en algunos casos, como en Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón se ha delegado esta función en instituciones privadas, que son las que se encargan de que los productores cumplan con los requisitos exigidos para salir al mercado.

El problema principal es que aunque los controles sean exigentes con cada producto, el uso de la etiqueta no es necesario para ser comercializado, por lo que no queda asegurado que todo lo que salga al mercado esté realmente cultivado de forma natural.

¿Y los bio?

Éste es uno de los principales objetivos que el ministerio se ha fijado en su Plan Integral de Actuaciones para el Fomento de la Agricultura Ecológica, presentado el pasado mes de febrero por la ministra Elena Espinosa, que expresó su intención de luchar contra el fraude de los productos etiquetados como ecológicos y no como "bio".

Junto con esta primera asignatura, el plan se centrará también en otras dos cuestiones principales: fomentar la colaboración de la administración con los productores -mediante la creación de grupos de trabajo y de un calendario de encuentros entre los órganos gubernamentales y las entidades más representativas del sector- y estimular la demanda, para lo que será necesario mejorar los canales de comercialización que existen en la actualidad. José Ortiz Atenciano, presidente de la asociación de productores ecológicos Proeco, explica que "las estructuras empresariales tienen que adaptarse al consumo local; el reto es preparar la red de distribución y no sólo al exterior, sino dentro de nuestras fronteras".

Los proyectos están muy bien, pero todo el mundo sabe que para que se hagan realidad se necesita, además de buenas intenciones, dinero. En este sentido, el ministerio destinará en los próximos cuatro años un total de 35,8 millones de euros al desarrollo del Plan Integral.

Segundo puesto

Teniendo en cuenta que el culto al cuerpo se ha convertido en un imperativo en nuestra sociedad y que nuestro país ocupa el segundo puesto de Europa en volumen de producción ecológica (sólo superado por Italia y a la par con Alemania), quizás le interese lanzarse a la piscina y embarcarse en el mundo de los cultivos ecológicos. Sobra decir que la vida en el campo es más que dura, y que ahí no existe ni conciliación, ni vacaciones ni convenios que valgan, pero también es cierto que hay diferentes planes de ayuda para intentar potenciar esta actividad.

Aunque depende mucho del tipo de cultivo, un productor ecológico puede recibir subvenciones de entre 92 y 900 euros por hectárea y año. Eso sí, para conseguirla tendrá que demostrar que su explotación cumple con las normas: mantener la cubierta vegetal la mayor parte del tiempo, realizar rotaciones para no saturar el suelo, utilizar el máximo posible de materia orgánica para fertilizar... y todo durante un mínimo de cinco años.

El respaldo institucional también varía mucho de unas regiones a otras:
como el volumen de las subvenciones depende del número de hectáreas cultivadas, es muy diferente la ayuda que recibe un productor en Andalucía, donde predomina el latifundio, que en Galicia, por ejemplo, donde las explotaciones suelen ser pequeñas y muy repartidas. Fernando Sanesteban lleva cinco años cultivando ecológicos en la costa gallega: "Apenas hay ayudas, sólo le compensa a la gente que tiene muchas hectáreas", explica. "Pero también tienes ventajas, la satisfacción de apostar por la calidad y de conseguir hacerle un hueco en el mercado", añade Sanesteban.

Campo español

Pese a las dificultades, a día de hoy ya nadie discute que el de los productos ecológicos es uno de los sectores que más puede ayudar a revitalizar el cada vez más abandonado campo español. "Ahora cuesta más producir ecológico y los productos se venden más caros, pero el precio es más alto por algo. Además, la demanda cada vez será mayor y los precios irán bajando", afirma el presidente de Proeco.

Si de un lado están los productores, en el otro extremo de la cadena se sitúan los distribuidores, los puntos de venta donde el cliente final se va a encontrar la ternera ecológica de Galicia o el aceite completamente natural de Jaén. "Es otro de nuestros retos, llegar al consumidor; en Andalucía nos está ayudando mucho el proveer a comedores de colegio, pero queda mucho por hacer", afirma Ortiz.

Pero si hay alguien que detecta las tendencias del consumidor mejor que nadie son las grandes superficies. Desde Alcampo explican: "Nosotros contamos con más de 100 referencias de este tipo de alimentos, desde que en 1998 empezamos con la carne ecológica. Distribuimos embutidos, frutas, pasta... de todo, es un buen mercado". Eso sí, lo bueno hay que pagarlo. Y por ahora las diferencias de precio siguen siendo bastante grandes: "De media se puede decir que son entre un 30 y un 50 por ciento más caros, aunque depende del producto en sí. Por ejemplo, las carnes pueden llegar a costar el doble, pero la pasta no suele pasar de un 15 o un 20 por ciento de diferencia", afirman.

Pero no todo son grandes superficies: otro de los puntos de venta que ha querido aprovechar el tirón de lo ecológico ha sido Natura Sí, una cadena de supermercados dedicada exclusivamente a estos productos. Con una facturación en 2006 de 3,5 millones de euros, la enseña distribuye más de 3.000 alimentos ecológicos.

Y es que a veces cuidarse no solamente es bueno para la salud, sino también para el bolsillo...

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