
Luis Portillo, presidente de Colonial Inmobiliaria, ha pasado del anonimato a ser protagonista del mercado del ladrillo español en el último año.
Este ejecutivo reveló la fórmula para crear un imperio inmobiliario ante promesas empresariales en un coloquió que organizó el Club Inmobiliario de la escuela de negocio Esade.
La receta del éxito de Portillo es muy sencilla. Se necesitan tres ingredientes: un proyecto empresarial madurado durante 20 años, unos socios fieles que te acompañen en este viaje y dinero. Se mezcla y sale un cóctel explosivo llamado Colonial Inmobiliaria. Este grupo es el resultado de cuatro adquisiciones en dos años: Inmocaral <:CAR.MC:>, Colonial, el 15 por ciento de FCC (FCC.MC) y Riofisa (RFS.MC). Primero compró Inmocaral, que le serviría de plataforma para ir comprando el resto de empresas.
Origen familiar
Estos son los pasos de los últimos dos años, pero el origen del imperio tiene tintes familiares y como escenario Dos Hermanas (Sevilla). Hijo de un maestro albañil dueño de una subcontrata, Portillo se incorporó al negocio familiar tras el bachillerato. Con 25 años, tomó las riendas de la empresa paterna que contaba con una plantilla de 2.000 empleados. Lo primero que hizo fue cambiar la subcontrata por la construcción de viviendas protegidas (VPO). Cauto, prefirió esta fórmula a otras más lucrativas.
Cuando la crisis de los 90 sacudió al sector inmobiliario, Portillo tenía una economía saneada y un bolsillo preparado para comprar los suelos que otros empresarios, arruinados, vendían a precios de ganga. "El proyecto familiar es una escuela de negocios", dijo también el empresario.
Participar en las obras de la Expo de Sevilla en 1992 fue su gran acierto, porque le proporcionó bastantes ingresos. Dinero que le permitió saltar a la primera liga al entrar como accionista en Metrovacesa a rescatar a Joaquín Rivero de un asalto de los italianos Caltagirone. Se salió en diciembre de 2005 de la inmobiliaria porque quería empezar su proyecto empresarial que llevaba madurando desde el inicio de su carrera en el ladrillo.
Empezó su proyecto con la compra de Inmocaral, para la que pidió un crédito de 180 millones de euros en 2005. Una cifra ridícula sabiendo que estos días ha cerrado un préstamo de 7.000 millones con 20 entidades financieras para sus compras. "Si las grandes operaciones tienen sentido, los bancos te dan el dinero", explicó Portillo, quien destacó la facilidad de conseguir financiación. "Los bancos te dan dinero por tu futuro proyecto empresarial y no por lo que tienes".
Cuando Portillo pactó con La Caixa en junio comprar Colonial, la caja le exigió depositar un aval de 7.000 millones de euros en quince días. "Imagínate, pasas de hablar con los bancos que siempre te han financiado a negociar con importantes entidades financieras extranjeras". Pese a este cambio, el empresario andaluz consiguió el aval. "Confían en mi proyecto".
Con esta receta, Portillo realizó compras por valor de 3.000 millones de euros para acercarse a su sueño: ser dueño de la primera inmobiliaria europea. Para ello, espera mantener la ilusión por su proyecto, continuar con sus compañeros de viaje y conseguir más dinero.