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ARCO, el gran bazar del arte actual

Aunque los pasillos de la vigesimosexta edición de ARCO son más amplios que otros años, el creciente número de coleccionistas procedentes de todo el mundo hace que, incluso en las dos jornadas dedicadas exclusivamente a los profesionales, en determinados momentos se produzcan aglomeraciones.

Entre los centenares de periodistas que pululan a la caza de famosos, que además son ricos y coleccionistas de arte, pasan desapercibidos algunos dealers que traen, como si fuesen a comprar al supermercado, sus listas de encargos que cotejan cuando se paran delante de la pintura, la fotografía o la instalación solicitada por un cliente tímido o que prefiere mantenerse en el anonimato.

Los dos primeros días ya se han producido adquisiciones institucionales y privadas de cierto nivel desmintiendo a Lourdes Fernández, que debuta como directora del certamen, y que había calificado esta edición como una feria de transición a la que llegaban 271 galerías de 30 países -84 españolas y 187 extranjeras-.

De éstas, 49 acudían por primera vez, y únicamente tres tienen procedencia autóctona, debiéndose tomar en consideración la presencia de Corea, país invitado, al que representan una quincena de galerías.

Galerías de todo el mundo

Sin embargo, la curiosidad es la presencia de una galería iraní -The Silk Road Gallery-, con sede en Teherán, que exhibe algunas de las más potentes imágenes de la feria teniendo en cuenta su lugar de procedencia. Se trata de una selección de artistas contemporáneos persas entre los que destaca Sadi Ghadirian, que ofrece sus comprometidas y feministas instantáneas de mujeres de Irán en ediciones de 10 ejemplares que cuestan 1.800 euros cada una.

También se exhiben una escultura de Farshid Mesgha que se vende por 3.000 euros y los vídeos Estación blanca y El arte de matar de Seifollah Samadi que se comercializan a 9.000 euros la unidad.

La más cara

La obra más cara de las que se ofrecen en ARCO -todavía hay un cierto secretismo a la hora de explicitar los precios de las piezas expuestas y algunas galerías que cuelgan Picassos y otros cubistas no han facilitado sus cotizaciones- es Estudio del cuerpo humano y figura en movimiento, de Francis Bacon, al que la norteamericana Marlborough ha tasado en 8 millones de euros.

Las revalorizaciones del artista irlandés, que falleció en Madrid en 1992, han sido constantes en los últimos años. La pasada semana instauró en Christie's de Londres su nuevo récord en 27,4 millones de dólares para Estudio para retrato II (1956), una de sus perpetuas reinterpretaciones del retrato del Papa Inocencio X pintado por Velázquez y que fue una de sus emblemáticas obsesiones, fulminando su anterior récord obtenido en noviembre de 2006 en Sotheby's de Nueva York donde se adjudicó Figura echada con aguja hipodérmica clavada por el que pagaron 15 millones de dólares.

El retorno de la galería neoyorkina Pace Wildenstein, tras una década sin aparecer por la capital española, no ha podido ser más sobresaliente con un stand en el que coexisten piezas de Picasso, Alex Katz, Tàpies, Rothko, Rauschemberg, Joel Shapiro y Adolph Gottlieb, que sin mencionar los precios sabemos que habrá que colocar muchos ceros a la derecha en los cheques.

Piezas destacadas

Otra norteamericana, Edward Tyler Nahme Fine Art, tratará de hallar comprador para un Pollock que se cotiza en 2.500.000 euros, mientras la Carrera Múgica oferta una escultura de Richard Serra en dos millones de euros.

La mexicana Hilario Galguera dedica el stand al completo al británico Damien Hirst, el más famoso de los jóvenes artistas de esa nacionalidad por los que apostó Saatchi hace tres lustros y que se encaramó al escaso colectivo de los artistas multimillonarios. Tras la ruptura entre mecenas y creador algunas de sus obras han sido vendidas a la baja, aunque Hirst, que ha recomprado lo mejor de su producción, todavía se halla entre los más apreciados de la última década.

La monográfica de Hirst en España se ha saldado con un gran éxito porque el galerista mexicano vendió una decena de piezas del británico en media jornada. Las que pertenecen a sus series Spot paintings y Spin paintings manejan unos precios entre 300.000 y 700.000 euros y la titulada El señor los creó a todos, una serie de vitrinas que contienen esqueletos de animales disecados, pueden alcanzar los cuatro millones de euros.

Participación española

Entre las españolas, Leandro Navarro presenta un espectacular stand con cuadros, acuarelas y grabados -100.000 euros para un tiraje de 40 ejemplares- de Morandi, aparte de un grupo de cubistas con Valmier, Braque, Gleizes y Hayden, cuya cotización mínima está en 18.000 euros y un conjunto de dibujos de Benjamín Palencia de los años veinte a partir de 3.000 euros.

Una forma natural de comenzar una colección es con la adquisición de obras gráficas originales de nombres contrastados del panorama internacional. En Estiarte hallaremos grabados de Picasso a partir de 18.000 euros y en La Caja Negra la apuesta son por una serie de John Baldessari que apelan a los sentidos del olfato y el oído tasado entre 5.000 y 8.000 euros, y sólo 8.200 euros cuesta un aguafuerte de Richard Serra titulado Entre las curvas y la esfera.

De las tres galerías españolas admitidas por primera vez en ARCO, podemos citar a la salmantina Adora Calvo, dirigida por una jovencísima Clara Colinas, que ofrece una colosal pieza de Fernando Sinaga en 30.000 euros, fotografías de Jesús Portal a partir de 3.000 euros, una videoinstalación de Diego del Pozo que se vende en 4.000 euros y pinturas de Hugo Alonso desde 1.300 euros.

Posiblemente lo más barato de la feria sean las pinturas de María Ortega que se venden en la galería T 20 por el módico precio de 200 euros cada una.

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