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España pierde atractivo para ser 'subcontratada' por multinacionales

  • Formación e incentivos fiscales, asignaturas pendientes para competir en el mercado mundial

Las grandes multinacionales generan empleo y riqueza allá donde se instalan, pero la competencia para que un lugar concreto se convierta en sede de un centro de servicios de estas compañías es grande. España tiene sus pros y sus contras. India, China y Malasia están considerados paraísos del 'offshoring'.

Mano de obra cualificada; entorno empresarial favorable (fiscalidad atractiva, cero cargas burocráticas extras, facilidad en la contratación); buenas infraestructuras; capacidad lingüística del personal...todos estos son factores que favorecen que las grandes multinacionales posen su dedo en un lugar del mundo e instalen allí un centro de servicios, que les solucione la atención al cliente, que es lo clásico, u otros más avanzados, como consultoría de ingenería, gestión administrativa... es lo que se conoce técnicamente como offshoring y como resulta obvio, algo así se traduce en generación de empleo y riqueza para la región.

¿Es España un país atractivo para atraer estos proyectos? Si no nos espabilamos, cada vez menos. Los resultados del último barómetro de AT Kearney (que desde hace cinco años examina a los 50 países principales de este sector) arrojan que hemos descendido dos puestos en el ranking respecto a 2007, del 43 al 45. Malas noticias, no hay que olvidar que seguimos en la zona de peligro de la curva de esta crisis.

Debilidad y fortaleza

Nuestro talón de Aquiles se sitúa, como siempre, en dos factores que no terminan de despegar: entorno fiscal y financiero, así como formación de mano de obra. En el primero hemos descendido de la posición 21, de los 50 mejores destinos de offshoring, a la posición 32. El segundo, de la 17 a la 19.

El atractivo económico de nuestro país falla, sobre todo, en impuestos, costes de regulación y costes de compensación. Aprobamos sin embargo en el coste de las infraestructuras, terreno en el que seguimos avanzando y ganando posiciones con respecto a otros países.

Sin embargo, como explica Íñigo Aranzábal, socio de AT Kearney, "hay escasos beneficios fiscales para instalarse en nuestro país y es algo que puede desincentivar a las empresas. Hay que tener cuidado". Una cuestión importante en materia de offshoring son, por ejemplo, los costes de transferencia, es decir, los se pactan entre entidades vinculadas y que difieren de los normales de mercado: ¿cómo facturo a mi centro de Valladolid que gestiona las nóminas de mi grupo?

Igual de importantes son los costes de otro tipo: mano de obra, conexión de datos, financieros... Con respecto a los primeros, hay que pensar que "España no es un país de bajo coste", advierte Aranzábal. Es evidente que ya no podemos competir en términos de coste de mano de obra con un call center en países como Guatemala o norte de África.

Pero sí en otras áreas como explotación de datos estadísticos, segmentación de clientes, análisis, consultoría y gestiones administrativas, entre otras. Es un terreno "natural" para una mano de obra cualificada en servicios donde no se busca tanto el ahorro de costes como la eficacia.

No hay que olvidar que este sector ha movido en el mundo 21.000 millones de euros y ha crecido un 25% en los últimos dos años, según datos de IDC. En nuestro país, el sector representa el 4% del PIB y con respecto al entorno europeo, somos el cuarto destino más atractivo, por detrás de Reino Unido, Alemania y Francia.

La educación, clave

Además del frente económico y para distanciarnos de la competencia que suponen los países emergentes, nuestra fortaleza y al mismo tiempo gran reto debe ser la cualificación, la especialización. A servicios de mayor valor añadido, mayor importancia de la formación. Y si queremos ser centro de offshoring de servicios de ingeniería, por ejemplo, necesitaremos a muchos ingenieros. Es obvio.

Y de este punto, tampoco podemos presumir. En capital humano, concretamente en el apartado de educación, se ha descendido al puesto 19, con respecto al 17 de 2007. Sin embargo, y curiosamente, se ha ganado en capacitación lingüística, del 24, al 21.

Según pone de relieve el índice de AT Kearney, los tres países que se sitúan en lo más alto del ranking son India, China y Malasia, que repiten posiciones gracias al nivel formativo de su población, a su entorno empresarial favorable y a sus bajos costes. Sin embargo, y más allá de estos paraísos del offshoring, otros países han mejorado sus condiciones para atraer empresas.

Estados Unidos, por ejemplo, está en el puesto 14, por las diversas actuaciones políticas que se han puesto en marcha para la creación de empleo, que están haciendo aumentar el atractivo de este país para la recolocación de actividades en zonas del interior, como San Antonio, Texas.

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