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Restaurantes 'fashion': una nueva combinación de modernidad y comida

Los restaurantes 'fashion' se ponen de moda. Foto: Archivo
Olsen, Nodo, Tse Yang... ¿le suenan estos nombres? Si la respuesta es afirmativa, lo más probable es que ya sepa de primera mano lo que es un restaurante fashion.

Pero si lo de Nodo le suena más a los noticiarios del franquismo que a punto de encuentro de la gente chic, no se preocupe. Según Manuel Robledo, presidente del grupo de hostelería Comess Group y socio del Grupo Zena, con restaurantes como Cañas y Tapas y Pizza Hut, "lo que hace que un local sea fashion son sus clientes, personas que salgan en los medios de comunicación". Así lo definió durante la conferencia ¿Restaurantes fashion: ¿Marketing o cocina?, una de las actividades de Madrid Fusión.

¿Pero qué puede tener el Glass Bar del Hotel Urban, último punto de encuentro de los personajes más glamourosos del colorín, que no tenga cualquier otro restaurante?

Pues no vaya a pensar que la diferencia está en calidad del cocinero o en la variedad de la carta de vinos, ni siquiera está en el precio. Según Manuel Robledo, "un restaurante fashion no tiene que ser excesivamente caro. La carta de vinos, por ejemplo, no debe superar los 80 euros".

La estrategia

Fashion o no, cualquier empresa depende de una buena planificación estratégica para salir adelante. ¿Pero qué hacer si quiere poner en marcha un nuevo Hotel Costes, lugar cool por excelencia de la noche parisina? "Hay que tener claro que se trata de un ejercicio empresarial como cualquier otro: invertir dinero y recuperarlo como sea". Así de claro lo tiene Manuel Robledo.

Pero para que las cosas salgan bien, hay que seguir un orden y no pasar por alto ni el más mínimo detalle. En primer lugar, tendrá que elegir el sitito, un local ubicado en una zona céntrica y elegante de alguna gran capital como Madrid, Barcelona, Londres o Nueva York.

Una vez adquirido el local, el interiorismo será uno de los puntos más importantes. Tendrá que estar decorado y bien distribuido, para ver y ser visto. La música, sin estridencias, y el personal, con buena presencia, una completa formación en hostelería y varios idiomas.

El menú no es lo primero

¿Y qué se come en estos sitios? Pese a lo que se pueda suponer, lo cierto es que la calidad de los platos no es lo más importante. Eso sí, platos internacionales y con pocas calorías, que luego no hay quien entre en un corsé de Dolce&Gabanna. Y es que lo que se busca en estos locales no es ni comer ni beber bien, sino satisfacer otro tipo de apetito: el de la vanidad, sentise reconocido y admirado.

Aquí es donde el marketing entra en juego. "Que sean rentables no es lo principal, sino que estén siempre a la última, continuamente renovándose y adaptándose a las nuevas tendencias". Es la opinión de la prestigiosa arquitecta italiana Teresa Sapey, autora de uno de los aparcamientos más cool del mundo: el del hotel Puerta de América de Madrid.

Pero si hay alguien especialista en este tipo de negocios, es Benjamín Calles, propietario de Nodo, primer japonés que hubo en España, y del recién estrenado Pan de Lujo, con una lista de espera de nada menos que dos meses.

Para este empresario hay que tener dos cosas claras: la primera, que se mantenga una coherencia en el servicio, no decepcionar nunca al cliente, y la segunda, dirigirse sobre todo al público femenino. "Son ellas las que conocen las tendencias, llegan antes a estas informaciones que los hombres".

Éxitos y fracasos

No todo son aciertos en el mundo de la hostelería más cool. Frente a establecimientos como el Buda Bar o el barcelonés Tragaluz, que llevan años manteniéndose en la agenda de las figuras más perseguidas por los paparazzis, también ha habido otras iniciativas que no han conseguido funcionar.

Es el caso, según Robledo, de Loft 39, situado en la madrileña calle de Velázquez. "Éste es un ejemplo de cómo un buen sitito no es suficiente. Detrás tiene que haber algo más, una calidad".

A medio camino entre las minas de oro y los fracasos están aquellos negocios que no cumplen las condiciones para ser considerados un espacio fashion, pero que sin embargo llevan años llenando sus comedores.

"Es el caso de Casa Lucio, la excepción que confirma la regla. Es feo y la cocina muy normal pero sus clientes siempre son de lo más chic". Y es que ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito, tampoco para las celebrities.

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