Pymes y Emprendedores

Lleno hasta 'la bola', pero... menor negocio

Nos gastamos alrededor de 100 euros en adornos. Foto: Archivo
Muchos comerciantes están este mes muy ajetreados.

Sus mercancías han estado casi todo el año durmiendo el Sueño de los Justos, pero ahora tendrán que despertarlas porque ha llegado la hora de ponerse a trabajar.

Es Navidad. Muchas empresas llevan meses preparándose para estos días, cuando un negocio familiar puede llegar a facturar hasta 140.000 euros vendiendo productos típicos de decoración navideña.

Entre 100 y 700 euros de gasto medio

Éste es el caso de la tienda madrileña Vicente Rico, situada en las cercanías de la Plaza Mayor, uno de los puntos neurálgicos y con más tránsito para quienes están buscando figuritas para el Belén, el clásico árbol de Navidad u otro tipo de decoraciones. Laura Amor, gerente de este local que vende disfraces, confeti, zambombas y demás material para el cotillón desde hace años, se queja no obstante de que el negocio va de capa caída desde hace tiempo. "Cada vez se factura menos", explica con resignación.

Preguntada por el gasto medio de un cliente en material festivo, señala que la cifra puede rondar los 100 euros, aunque pueden elevarse hasta 600 ó 700 euros, si el cliente es una empresa. Ésta es la cantidad que el Hotel Ritz, el Palace o Foster's Hollywood de Madrid han llegado a gastarse para decorar alguno de sus salones para estas fiestas. La cifra puede subir hasta los 8.000 euros, si se trata de decorar toda una cadena de centros. El año pasado vendieron a empresas material navideño por valor de 45.000 euros.

La Navidad es como una moda, e incluso celebra sus propias ferias que sirven para apuntar cuáles serán las tendencias del próximo año. Este mes ya se ha celebrado una en la ciudad alemana de Colonia, y todo parece indicar que la moda de la Navidad de 2007 llevará mucho mimbre y mucha luz.

Los mercadillos toman la calle

Pero en España los mercadillos navideños han tomado la calle. En Madrid, sus ciudadanos pueden visitar los más de 500 puestos instalados en la Plaza Mayor, la de España, la de Isabel II, la de Santa Ana y la de Vázquez de Mella. Más de un centenar de puestos, en concreto 104, se encuentran en la Plaza Mayor. Puede casi decirse que lo que no se encuentra aquí, no existe. Son 104 puestos regentados por familias que llevan hasta tres generaciones intentando hacer su agosto en diciembre.

La realidad no es tan placentera, como argumenta Juan Luis, con más de 25 años a sus espaldas vendiendo figuritas, matasuegras, confeti y productos de broma. "Antes había más afición entre la gente. Se gastaban más dinero para decorar el árbol y compraban belenes enteros. Ahora la gente se limita a pasear y a ver las figuras, pero pocos compran. Y encima está la competencia de los chinos", se queja amargamente.

Un San José, un Niño Jesús o un pastorcillo pueden encontrarse a partir de tres euros en muchos de estos puestos; aunque el precio puede subir hasta los 20 euros, para algunas figuras especiales elaboradas con resinas o incluso con maderas especiales. Si usted no quiere perder el tiempo comprando piezas sueltas, puede comprar un belén básico (los tres reyes magos, el niño Jesús, San José y María) a partir de 60 euros. Un portal de más calidad (hasta 30 figuras de 15 centímetros de altura y todos los ornamentos dignos y típicos) puede costar hasta 200 euros. Y a partir de ahí, para arriba.

El árbol de Navidad

El árbol de Navidad es otro elemento clásico de la decoración. Juan y su padre, Miguel, bien que lo saben. Ocupan uno de los 40 puestos instalados en la Plaza Mayor ("antes había el doble, pero los grandes almacenes nos han hecho polvo", denuncia Miguel) que venden abetos, corchos y demás adornos naturales para la casa.

Llevan trabajando desde el 1 de diciembre de 8 de la mañana a doce de la noche, y esperan obtener entre 1.200 euros y 1.500 euros vendiendo los 200 árboles que compraron a un vivero de Valladolid hace dos meses. Sus precios se mueven entre los 30 y 120 euros, un poco más caros que los abetos artificiales que un puesto vende a escasos metros (12 euros el de 1,20 metros; y 42 euros el de 2,10 metros).

Viveros del norte de España

Los viveros (sobre todo los del norte de España, principalmente en Cataluña, País Vasco y Navarra) comienzan a hacer cuentas en agosto, que es cuando reciben los encargos de las tiendas. Juan Antonio Caslas confía en que este año se dé bien, y pueda obtener unos 40.000 euros entre árboles, belenes y decoración navideña en general que ofrece en su negocio. Al contrario de lo que se pueda pensar, esta cantidad es el 10 por ciento de la facturación del año. La caja principal (hasta el 60 por ciento) la hacen en primavera, "cuando la gente se anima con el tema de la jardinería al llegar el buen tiempo".

¿Sus precios? De 10 a 500 euros para los abetos naturales. Los artificiales van desde los 80 euros (uno normal de 1,20 metros) hasta los 1.000 euros (con una altura de 3,5 metros y que todavía no ha logrado vender). Juan Antonio explica que se está viendo un cambio de tendencia en la compra de los productos para decoración de la casa.

La gente ya no se conforma con los típicos objetos, sino que extiende el ambiente navideño a todos los rincones del hogar: espumillones, guirnaldas, lazos, boas, bolas de vidrio...para las habitaciones. El salón y la mesa es otra cosa. "Aquí se trata de bajoplatos, servilleteros, centros de velas par la cena, y todo para la Navidad. El que está interesado en estos objetos suele gastarse una media de 30 euros", afirma.

Sólo trabaja en noviembre

José Ramón Lasa vive en Hernani (Guipúzcoa), está jubilado y es el dueño de Abetos Lasa, su vivero particular de 40 hectáreas ("en una hectárea hay unos 10.000 árboles") con el que provee a mayoristas españoles en noviembre, y a clientes particulares de Portugal, Francia e Italia. Calcula que obtendrá unos 10.000 euros, vendiendo cada ejemplar por un precio de 4 a 40 euros. Y se queja de que la cosa podría ir mucho mejor "si no fuera por los ecologistas".

Puede que ése sea el motivo por el que Charlotte Riggott montó hace unos meses la empresa Simplemente Verde, que vende por Internet árboles artificiales exportados de China. Como eran sus primeras Navidades en el negocio, hizo un pedido modesto: 40 ejemplares de diferentes alturas, con un precio medio de 60 euros. Éxito absoluto, todos vendidos, y ya está haciendo cuentas para el año que viene.

Quienes seguro que ya está manejando números es el Consejo Regulador de Jijona y Turrón de Alicante, organismo que aglutina a 21 empresas productoras, envasadoras y comercializadoras. El pasado año facturaron 73 millones de euros, y las estimaciones para estas navidades son similares.

Lo mismo ocurre con la industria del juguete, otro regalo tradicional de estas fechas. La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) prevé que en estas fechas se producirá un aumento de ventas superior al 5 por ciento. Esta industria se juega el 75 por ciento de su facturación anual en Navidad.

El pequeño comercio tiene muchas esperanzas depositadas. El 1 de noviembre marcó el comienzo de una carrera que concluye en Nochebuena. Es entonces cuando la mercancía sobrante volverá a dormirse, quizás ya para siempre, porque no es frecuente que se concedan segundas oportunidades. Ni siquiera en Navidad.

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