
Los consejeros delegados toman decenas de decisiones al día apoyados, o no, en su equipo de confianza. Un equipo cercano que, al parecer, no resulta clave en la toma de decisiones, ya que el 64% de los consejeros delegados a nivel mundial se fía más de su intuición a la hora de tomar decisiones relacionadas con la compañía y a la hora de trazar las estrategias de negocio.
Por el contrario, las cifras internas y la información financiera guían al 44 por ciento de los altos directivos en la toma de sus decisiones y poco más del 40 por ciento se apoyan en los análisis de la competencia, según el último estudio CEO Survey 2006, elaborado por la publicación PRWeek y la firma Burson-Marsteller.
Los ejecutivos cambian de parecer y modifican las estrategias de negocio por la llegada de las nuevas tecnologías (un 58 por ciento) y por los cambios de precio de la energía (un 41 por ciento). Éstas son las dos principales razones de las continuas variaciones en las estrategias empresariales, pero no son las únicas. Los costes sanitarios (39 por ciento), los problemas de privacidad (38 por ciento) y las cuestiones éticas (35 por ciento) son los tres siguientes motivos para las maniobras dentro de una compañía.
En el último informe se incluyen las amenazas terroristas como un fundamento de cambio para el 23 por ciento de los consejeros delegados. Este porcentaje asegura que la política global les ha hecho o les hará cambiar sus planes a medio y largo plazo.
Ilustración: Óscar Sarramía
Menos de tres meses
Es el periodo que, como máximo, tarda el 64 por ciento de los consejeros delegados de todo el mundo en cambiar su estrategia de negocio.
Así, el 12 por ciento reevalúa más de una vez al mes sus planes ante las aparición de nuevos temas, un 22 por ciento lo hace de manera mensual y un 30 por ciento cada tres meses. También está el lado opuesto: un 14 por ciento de altos directivos no modifica nunca sus planes a pesar de los cambios en el entorno.
A mayor tamaño de la compañía, más confianza de los consejeros delegados en su equipo de trabajo. Cerca de un 55 por ciento de los consejeros de las grandes empresas, con unos ingresos superiores a los doce millones de euros, aseguran fiarse de las indicaciones de sus equipos para abordar los problemas estratégicos y los objetivos financieros. Este porcentaje se reduce a menos de un 20 por ciento cuando se habla de los mismos cargos en compañías de menor tamaño y con unos ingresos inferiores a los doce millones de euros.
Con cautela
A pesar de los continuos cambios en sus decisiones estratégicas, los mandamases de las compañías mundiales no dan un golpe de timón porque sí. Valoran la reacción prevista de sus clientes (79 %) y el impacto en el rendimiento financiero del negocio a largo plazo (74 %).
La reputación también marca las prioridades de los consejeros. El impacto que puedan tener sus decisiones en el renombre de su compañía preocupa al 73 por ciento de ellos y casi un 60 por ciento vigila de cerca el deterioro que pueda sufrir su popularidad tras la puesta en marcha de sus decisiones.