
Casi cinco millones de españoles contribuyen a la financiación de las entidades no lucrativas (ONL). Una financiación que cada año se encuentra con más escollos y crece cada vez más ante las necesidades de profesionalizar el conocido como tercer sector. Pero en los últimos años, las dificultades de financiación todavía han apretado más a estas entidades por una única razón: los escándalos financieros de algunas de estas organizaciones.
La catalana Intervida perdió en una semana 10.000 socios después de que se levantaran dudas sobre el uso de las aportaciones de particulares. Sólo fue una muestra de la debilidad de las vías de financiación actuales de las entidades no lucrativas. "Es muy fácil ganarse la confianza pero después es un problema recuperarla y requiere mucho tiempo", asegura Angela Gallifa, gerente de investigación del Iese y una de las autoras del primer estudio sobre la estrategia de captación de recursos en el sector no lucrativo español.
A grandes rasgos, "en la actualidad, el 70% de la financiación que reciben las entidades provienen de subvenciones públicas y el 30% restante aproximadamente viene de fuentes privadas, como las cuotas, donaciones puntuales y colaboraciones de empresas", apunta Charly Castro, de la Fundación Ecología y Desarrollo. Castro destaca el riesgo que supone mantener una fuente de financiación tan poco diversificada. Sin embargo estos datos varían bastante. En el caso de la organización ecologista internacional Greenpeace, el cien por cien de su financiación proviene de las cuotas que abonan sus más de 100.000 socios.
Cómo debería ser
Según el informe elaborado por el IRCO de IESE, los cambios necesarios para equilibrar la financiación y dar estabilidad a las entidades no lucrativas vendrían por intensificar el número de financiadores privados, mejorar la comunicación y colaboración entre las entidades y aprovechar el tirón que ahora despiertan entre la gente joven para mantener una comunicación bidireccional. Según el estudio, un 64 por ciento de las entidades se limitan a atender las peticiones y a enviar información a sus socios, donantes y usuarios. Sólo tres de cada diez apuestan por establecer contacto con las necesidades y motivaciones de los socios.
Sin embargo este paso de dejar de lado la financiación pública y apostar por la privada no puede conseguirse sin profesionalizar el sector, que actualmente da empleo remunerado a cerca de 200.000 personas. En una entidad no lucrativa no debería faltar los departamentos de comunicación, relaciones públicas y marketing, que según el estudio son los ejes fundamentales de la captación de recursos. En la actualidad las organizaciones no lucrativas gastan una media de entre un 15 y un 20 por ciento de sus ingresos en acciones publicitarias. "Las entidades no lucrativas no sólo se financian a través de terceros o del Estado. En numerosas ocasiones (y cada vez más) desarrollan otras herramientas de captación de fondos, como la venta de distintos artículos, como libros o productos de comercio justo, tarjetas de Navidad, etc", destaca Aitor Lascuin, de la Fundación Lealtad.
La Guía de la Transparencia y las Buenas Prácticas elaborada por este entidad asegura que poco a poco se va cumpliendo el principio de pluralidad en la financiación de las entidades: los ingresos privados nunca serán inferiores al 10 por ciento de los ingresos totales mientras que ninguno de los financiadores externos de la entidad aportará más del 50 por ciento de los ingresos totales de la organización.
Cómo ser pyme y sobrevivir
La pequeña y mediana organización representa la mayor parte de las entidades no lucrativas en España. Cerca del 47 por ciento de ellas no alcanza los cinco empleados, el 27 por ciento llega a los diez, un 5 por ciento tiene entre 200 y 500 empleados y sólo un 2 por ciento supera el medio millar. Una cifras difíciles de mantener si además se tiene en cuenta que el 70 por ciento de lo que entra en una entidad no lucrativa se destina a gastos fijos, en personal y generales, según el estudio de IRCO-Iese. En total, España cuenta con cerca de 15.000 entidades de este tipo, según la Coordinadora de ONG de Cooperación para el Desarrollo (CONGDE). Siguiendo las recomendaciones de los distintos informes, las entidades de tamaño pyme, más de tres cuartas partes, no podrán dejar de depender de las ayudas públicas, que por otro lado, el Estado amplía cada año.