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Gordon Gekko vuelve a un Wall Street muy distinto en el nuevo film de Oliver Stone

Cartel de la película 'Wall Street: Money Never Sleeps'.

Ha vuelto. Y, esta vez, lo hace con el aire crepuscular propio del 'anti-héroe' -¿o era héroe?- que ya no puede corromper a jovenes idealistas de Wall Street tras una crisis financiera global provocada, en muchos casos, por treinteañeros con ambición desemesurada y dedos fáciles a la hora de operar con productos de alto riesgo.

Gordon Gekko volverá en septiembre a las pantallas en EEUU en la secuela del 'bombazo' de 1987, Wall Street. Pero su regreso al parqué de celuloide va a demostrar cuánto ha cambiado el mundo de las finanzas desde entonces.

Como alguna vez ha afirmado Michael Douglas, que ganó un Oscar por su soberbia interpretación del tiburón de las finanzas, lo más insólito del film fue como marcó a toda una generación de brokers su personaje, Gordon Gekko.

Y es que lo que más le sorprendió tras el éxito de Wall Street, fue como Gekko, un especulador sin alma creado por el director Oliver Stone para representar la encarnación perfecta de los 'males' del sistema financiero, se había convertido en todo un ídolo de masas.

"Tenía que decírtelo, eres la única razón por la que estoy en este negocio. Desde que ví Wall Street siempre quise ser Gordon Gekko". Esta frase se la han repetido más de una vez todo tipo de jóvenes profesionales de las finanzas a un -aún- alucinado Michael Douglas, según cuenta el actor en la edición de este mes del Vanity Fair estadounidense.

La épica de Wall Street

Y es que, más allá de la perplejidad que también siempre ha tenido no sólo Douglas sino, principalmente, Oliver Stone, el 'padre' de esta corrosiva denuncia sobre la inmoralidad y la falta de escrúpulos en los negocios, lo cierto es que todo el equipo ha tenido que asumir que Wall Street ha pasado a la historia no sólo por su calidad cinematográfica sino también por el realismo y la falta de clichés con la que se muestra el entramado financiero estadounidense -más allá de las consideraciones éticas que pone en juego alrededor de unos caracteres ficitios-

Ahora, casi un cuarto de siglo más tarde, y con una crisis global producida precisamente por esos mismos 'Masters del Universo' de los que también el inmortal escritor Tom Wolfe hablara, llega la secuela. Wall Street: Money Never Sleeps -'El Dinero nunca duerme'-, se estrenará en los cines en EEUU el 24 de septiembre y una semana después la veremos en España.

Con Oliver Stone de nuevo 'a los mandos' y Michael Douglas como un Gordon Gekko que arranca la secuela de nuevo como hombre libre tras cumplir 23 años de prisión -la pena más alta nunca impuesta en EEUU por 'insider trading'-, la película se inicia, tal y como relata Vanity Fair, con un escenario bastante previsible: Gekko, aparentemente, es un hombre reformado. Pero en realidad no lo es. Busca de nuevo cómo entrar en el 'baile'.

Adiós a la inocencia... financiera

Esta vez, eso sí, no podrá repetirse la misma historia que en la otra película. No habrá, pues, un 'virginal' Charlie Sheen dispuesto a vender su alma al diablo con tal de conseguir unas jugosas plusvalías, una buena casa y una despampanante novia -¿recuerdan a Daryl Hannah?-.

Como bien cuenta la revista estadounidense, en el año 1985 era aún posible que un hombre mayor manipulara e intentara corromper a un joven broker. Hoy, en 2010, después de que multitud de compañías de Wall Street hayan sido literalmente destruidas por jóvenes fuera de control, parece más pausible pensar que sería uno de ellos el que se dedicaría a volar en círculos alrededor de una vieja gloria como Gekko.

Será Shia LaBeouf -que encarnó al hijo de Indiana Jones en la última película de Steven Spielberg- el que tomé el testigo del ficiticio Bud Fox y le de la replica al gigantesco Douglas, en la piel de un analista de empresas de energías alternativas que trabaja para dos grandes firmas de Wall Street. Así, el personaje de LaBeouf es "algo más sabio y algo más corrupto" que el que encarnara Charlie Sheen.

A la espera de disfrutar de la película, lo que queda claro es que todo ha cambiado en esta crisis. Y que hasta los feroces alegatos del 'socialista' Oliver Stone de hace dos décadas han de cambiar para ser precisos tras la monstruosa crisis subprime. En el parqué neoyorquino para ser realistas hay que evitar la anticuada fábula del Mefistófeles de Fausto venido a más que vende su alma al Diablo, Gordon Gekko, en favor de un giro menos épico pero más consecuente. El de los brillantes chicos de Wall Street y cómo acabaron ahogados ellos mismos ante la falta de regulación incluso interna contra la que jugaron, ganaron y finalmente, perdieron.

Y es que, como bien afirma la revista estadounidense, la antigua Wall Street no podría volver a filmarse. Más que nada porque la historia de un joven idealista que cae en la redes de un malvado sin escrúpulos y, a día de hoy, con todo lo que ha llovido, ese joven, para ser creíble, "tendría que tener unos quince años". Parece que la crisis ha envejecido hasta a los idealistas.

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