
El parking del Obispo Galarza, en Cáceres, pasaría desapercibido si no fuera porque su cubierta está ocupada por este restaurante singular, La Parrilla de Galarza. Como su nombre anticipa, las carnes a la brasa son la especialidad de la casa.
Planta a planta, los coches estacionados van construyendo ordenadamente una atalaya automovilística que gana la altura justa para mirar de frente a la ciudad monumental de Cáceres. En la cúspide, La Parrilla de Galarza se convierte en mirador perfecto para contemplar la belleza austera de este soberbio conjunto de casas señoriales, torres, palacios e iglesias que es Patrimonio de la Humanidad desde 1986. De noche, con la "ciudad vieja" iluminada, es todo un espectáculo que reclama unos minutos de atención antes de pasar a la mesa.

Y ya acomodados a ella, sea en el comedor o en la misma terraza-mirador del restaurante, si el tiempo lo permite, será momento de comprobar que la buena gastronomía extremeña arraiga en la calidad de los productos de la tierra. La Parrilla de Galarza ha mantenido a rajatabla esta máxima. Por eso, los chuletones, el entrecot, los solomillos, el churrasco, el cabrito y el lechazo que se doran hasta adquirir su punto justo de hechura sobre la parrilla de carbón o en el horno de leña son de producción propia. Como también lo es el exquisito jamón ibérico de bellota de la casa, cortado al momento para conservar su aroma, y la mayoría de los embutidos también ibéricos -el lomo, el chorizo y el salchichón- que se sirven como entrantes.

Tan buena materia prima procede de La Matilla, una finca poblada de encinas en la dehesa entre Cáceres y Trujillo que brinda las condiciones naturales idóneas para la cría del cerdo ibérico. Otra de las las piezas selectas de la casa es el buey, cuya degustación óptima corresponde a los meses de junio a agosto. Cuatro años de alimentación natural y la trashumancia anual de los animales de Extremadura a Ávila dan como resultado una carne de primera calidad, que se prepara tanto a la parrilla como a la piedra.

Con motivo de la Capitalidad Española de la Gastronomía, título que este 2015 ostenta Cáceres, La Parrilla de Galarza ofrece a sus clientes un 'Menú Capital', una propuesta donde ensalza convenientemente los productos autóctonos. Incluye además algunas recetas típicas del recetario extremeño, como la delicada Ensalada de zorongollo; y de postre una delicatessen de la tierra, la paleta de higos, desde los suavemente 'enharinados' a los bañados en chocolate.

El vino de la casa, un tinto con cuerpo y personalidad, es también de elaboración propia y acompaña a la perfección la contundencia de embutidos y carnes gracias a su estancia mínima de 12 meses en barrica de roble americano y francés. Posee un nombre original, Chabt. En apariencia el término no significa nada, pero esconde la identidad del dueño del negocio, Adolfo "Chavete". Adolfo, que no se apellida Chavete, siempre fue conocido por todos por su apodo, 'Chavete' y ése fue el nombre que escogió para su bodega. El paso de Chavete a Chabt obedece a un contencioso con una prestigiosa bodega navarra que vio excesivo parecido entre Chavete y su marca. Para evitar males mayores, don Adolfo optó por una solución peculiar, la onomatopéyica: cambiar el nombre de su bodega por Chabt, es decir, 'Cha-be-te'. ¡Y todos contentos!

Como curiosidad añadida hemos de mencionar la producción limitada de la bodega, tan sólo 5.000 botellas al año, que principalmente surten las copas de La Parrilla de Galarza y del otro establecimiento del grupo (restaurante El 13 de San Antón). Y es que Chabt pasa por ser la bodega más pequeña de Extremadura. Así que, si le gusta alguna de sus variedades, aproveche para, una vez haya dado cuenta de las viandas, pedirle al maître, Juan Carlos Redondo, que le aparte alguna botella para llevar a casa. Él lleva nueve años al frente del día a día del negocio -casi tantos como el restaurante lleva abierto- y es quien mejor le podrá aconsejar a la hora de escoger 'su Chabt', si el coupage de Tempranillo con Syrah o el de Tempranillo con Cabernet Sauvignon.
Si no hay acuerdo al respecto, buena alternativa será echar un vistazo a la bien surtida bodega, a la vista en propia sala del comedor, y elegir alguna de las diversas referencias que se conservan a temperatura controlada. O probar entre los ocho vinos de alta gama que la casa propone por copas y que van desde un Carmelo Rodero a un Muga Reserva Especial Selección. La Parrilla de Galarza y El 13 de San Antón son los dos únicos restaurantes en Cáceres que cuentan con un dispensador de tecnología Argón, que permite la conservación de los vinos en perfectas condiciones organolépticas durante semanas después de abrir las botellas. Este artilugio inyecta un gas noble e inerte en la botella que desplaza el oxígeno, evitando que se oxide el vino. Un estupendo invento para los amantes del vino.

Restaurante La Parrilla de Galarza
Piedad, 2 - Cáceres
Tel. 927 62 72 19 / 34
www.laparrilladegalarza.com
Horario de otoño/invierno: abierto todos los días en horario de mañana a las 12 h. Sábados, abierto todo el día. Cerrado: domingo, lunes, martes y miércoles por la noche.
El detalle: cervezas de importación y carta de gin tonics. Servicio de comida para llevar. Área infantil con juegos.