
Discotecas. Puestas de sol. Beach clubs. Calas recónditas. Mediterráneo. Mercadillos. Artesanía. Naturaleza. Y un largo etcétera. Son muchos los aspectos que han convertido a Ibiza en uno de los destinos veraniegos más deseados del mundo. Pero la isla pitiusa aún guarda más de un as en la manga para sorprender incluso a sus más fieles visitantes...
Nos referimos a su cocina, aún desconocida por muchos. Proponemos un viaje gastronómico a través de la mayor de las pitiusascon parada en sus materias primas, sus recetas ancestrales, sus licores y sus dulces. Desde su pan payés con alioli, aperitivo de cortesía en casi cualquier restaurante, a veces acompañado de las populares olives trencadas ("aceitunas partidas"), como rezaría su traducción literal, pasando por la coca de pimientos y las variedades de ensaladas con carácter mediterráneo, mención especial para la de peix sec.
Cualquiera que visite la "Isla Blanca" se dará cuenta de que cuando el ibicenco se sienta a la mesa, se sienta de verdad. Buena muestra de ello es la gran variedad de guisos que componen el recetario tradicional, entre los que destacan el famoso bullit de peix y el arroz de matanza. El primero es un puchero de arroz caldoso cocido con las sobras del pescado de roca ibicenco, como el mero, la rotja o el rape. Tal y como explica Óscar Molina, chef ejecutivo del Ibiza Gran Hotel -el cinco estrellas más lujoso de la isla- y Casino de Ibiza, "la diferencia en este plato la marca la calidad del pescado: no importa el tipo, lo ideal es mezclar varios que estén bien frescos".
El arroz de matanza es una de las delicias más contundentes de la isla. Aunque incluido en la carta de muchos restaurantes durante todo el año, tradicionalmente este plato sólo se sirve el día de la matanza. Se trata de una receta de mar y montaña que mezcla sepia, carne fresca del animal sacrificado, níscalos recién recolectados y pollo de corral, entre otros ingredientes.
La guinda llega de mano de los dulces y licores. El flaó y la greixonera son los dos postres más populares de Ibiza: el flaó es un pastel de queso fresco y una gran variedad de plantas ibicencas que aportan su sabor tan característico. Elaborada con ensaimadas del día anterior, la greixonera es el dulce favorito de los más golosos. El resultado es un pudding de sabor irresistible.
En la sobremesa payesa no pueden faltar las tradicionales hierbas ibicencas, un licor digestivo de sabor anisado en cuya producción se emplean más de 17 plantas que crecen en los campos de la isla, o la frígola, que aunque menos popular, es el perfecto acompañante para la mayoría de los postres típicos.
Conservar la tradición culinaria ibicenca es el objetivo que se han propuesto algunos prestigiosos chefs de la "Isla Blanca". Es el caso de Óscar Molina, cuya cocina se rige bajo el concepto 'de la isla a la mesa', destacando la importancia de los platos elaborados sin prisa y de la calidad de materias primas que no sufren deterioro ni incremento de precios a consecuencia del transporte. Molina se atreve incluso a llevar este concepto hasta el desayuno de Ibiza Gran Hotel, que cuenta con más de nueve estaciones, y sorpresas gourmet que varían cada día. En este espectacular buffet, además de delicias gastronómicas internacionales como los huevos benedictine, jamón 5J, un cóctel preparado en el momento, o incluso ostras en función del día, el chef y el pastelero han incluido una amplia gama de productos de la isla, como las sobrasadas, quesos locales, los huevos payeses, el flaó y las mermeladas artesanas, entre otros.
Además, la carta de The Jackpot Restaurant combina las recetas que constituyen la esencia de la cocina ibicenca de toda la vida, con las últimas tendencias internacionales. Verduras maduradas al sol, pescados y mariscos con marcado carácter mediterráneo, cordero o buey alimentados en los mejores pastos, pollo payés y las ensaladas más selectas de la huerta ibicenca. Toda una tentación para los amantes de la buena cocina.