Gastronomía

'Cocina del paisaje' en Madrid Fusión

El presidente de la Diputación de Valladolidad, Jesús Julio Carnero, entre los cocineros Miguel Ángel de la Cruz y Julián Arranz.

La tercera jornada -y última- de la cumbre gastronómica Madrid Fusión 2013, celebrada en la capital de España durante los días 21,22 y 23 de enero, ha hecho honor al lema de este año "la creatividad continúa".

Con cocineros como Miguel Ángel de la Cruz, vallisoletano de Matapozuelos; y pasteleros como Julián Arranz, vallisoletano él también, no hay duda de que la cocina artesanal utilizando productos de la tierra que les vio nacer, puede llegar a sentar cátedra gastronómica.

La afición y dedicación de Miguel Ángel por las plantas silvestres que le ofrece su entorno ha hecho que se le conozca como "el cocinero recolector". En sus propias palabras "si preparamos una piña verde en agua salada, luego la podemos rayar como saborizante en diversos platos". Y con las piñas y piñones rinde homenaje a la Tierra de Pinares, donde se encuentra su restaurante La Botica. Allí podemos degustar platos tan (aparentemente) sencillos como: cardo mariano con boletus, pan de piñones con paté de perdiz y acederas, o tallos de cebolla tierna asada, romesco de avellanas y hojas carnosas... Pero para su ponencia 'Cocina del paisaje' en Madrid Fusión presentó un plato más sofisticado -aparentemente también, ya que la dificultad reside en tener ganas de meterse en cocina o no-. El manjar en cuestión se llama 'mouse de pichón en forma de castaña', donde la única dificultad reside en tener un molde en forma de castaña; el emplatado resulta atractivo ya que se coloca la castaña de pichón sobre puré de castañas. Sencillo y sorprendente.

Mousse de pichón.

Julián Arranz, tercera generación de la saga pastelera de la Pastelería Arranz de Pedrajas de San Esteban, presentó el 'Postre de Valladolid' con ingredientes también autóctonos: queso semicurado y presentado en una semiesfera, queso yogur de oveja (espesado), salsa de vino tinto convertida en jarabe, dados de fresas de Tudela (la Tudela pucelana) y el toque artístico que no puede faltar para el emplatado: un cristal de azúcar; para verlo tenemos que recurrir a la clásica expresión 'una imagen vale más que mil palabras'.

Postre de Valladolid.

Como colofón de la feria -y ya en otras materias culinarias- este año hemos descubierto micro vegetales, mini arroz y una bebida 'para mujeres' a base de extractos vegetales y baja en calorías, su nombre es Pinkcow.

Lo que decía: la creatividad continúa. Buen Provecho.

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